Wichita Falls, EUA.- Ubicado en el 701 de LaSalle Street, en el centro de Wichita Falls, Texas, el edificio Newby-McMahon es una estructura más bien pequeña de 3 metros por 5,5 metros de planta y cuatro pisos de altura. Pero desde 1920 es conocido como “el rascacielos más pequeño del mundo” debido al insólito origen de su edificación, hoy Monumento Histórico de Texas.
Todo comenzó cuando en 1912 se encontró una enorme bolsa de petróleo cerca de la ciudad de Burkburnett, en el Condado de Wichita. La zona y sus alrededores comenzaron a experimentar un crecimiento explosivo en población. En 1918, alrededor de 20 mil nuevos colonos se habían instalado y la ciudad se estaba quedando sin espacio para oficinas.
Es ahí cuando entra en escena un avispado hombre de negocios e ingeniero estructural llamado JD McMahon, que en 1919 decidió que iba a construir un edificio, anexo al que tenía la compañía Newby, de nada menos que 480 pies de altura (unos 150 metros) para dar salida a tanta demanda de ocupación por parte de los nuevos empresarios que llegaban a la ciudad.
Sería un rascacielos la mitad de altura que la mayor construcción de la época en el mundo, la Torre Eiffel, con 330 metros. Y estaría en Texas.
Deseosos de aprovechar la oportunidad de ser aún más ricos gracias a estos nuevos ricos, muchos inversores agruparon su dinero y McMahon recaudó 200 mil dólares (alrededor de 2.5 millones de dólares en la actualidad) en muy poco tiempo. Así que se elaboraron los planos del rascacielos, se distribuyeron y se firmaron.
Pero nadie se dio cuenta de un pequeño detalle: la escala de los planos estaba en pulgadas en vez de en pies. En cuanto el edificio comenzó a tomar forma, los inversores se dieron cuenta que les habían estafado al comprar un edificio de cuatro pisos de sólo 480 pulgadas de altura (12 metros), en lugar del inmueble de 480 pies que se esperaban.
Se presentó una demanda contra McMahon, pero para su consternación la construcción se declaró legal, ya que McMahon la había edificado exactamente de acuerdo con los planos que habían firmado.
Una vez terminado el “pequeño rascacielos”, McMahon dejó el lugar llevándose consigo el dinero de los inversores. Para colmo, los planes de construcción no incluían una escalera interior, por lo que los pisos superiores quedaron inaccesibles.
Los propietarios del edificio, una vez terminado, instalaron una escalera como guinda a esta tarta del sinsentido inmobiliario. Con el paso del tiempo, el edificio Newby-McMahon se ha convertido en un monumento histórico a una época que nos vuelve a visitar de manera cíclica.
Ha sobrevivido a los tornados, a los incendios y al abandono; y aún permanece como un recuerdo de la codicia, la corrupción y la credulidad de la época del auge petrolero del Norte de Texas.
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