En el corazón del barrio bravo capitalino se empezó este año a impartir el diplomado en albures finos en la galería José María Velasco, que pertenece al Instituto Nacional de Bellas Artes.
La actual campeona nacional de albur y principal instructora del curso, Lourdes Ruiz, aseguró que esta tradición no se trata de un intercambio de leperadas, sino de un ajedrez mental.
"Nuestra lengua es muy rica con albur y sin albur", dijo Ruiz.
"No hemos comprendido que hay que estirar y exprimir las palabras", agregó.
Aunque la mayoría de los alumnos son del mismo barrio, también se han inscrito sociólogos y lingüistas de otros lugares.
"Es una reivindicación de la picardía mexicana dar a conocer eso que se está perdiendo, pues, cuando perdemos nuestra habla popular, ya estamos siendo dominados", dice el cronista tepiteño Alfonso Hernández, también instructor del curso.
Con su característico delantal, Lourdes llega puntual a la galería, se sienta y saluda a los asistentes, quienes no sospechan que es la campeona nacional del albur.
Cuando comienza su cátedra y conforme fluye la plática, Ruiz va mostrando las armas con las que se ganó tan singular título.
"Mi abuela se albureaba a mi abuelo, yo no sabía que se lo albureaba, siempre decía que quería ver hijas grandes, nunca lo entendí, hasta que fui grande", cuenta a los asistentes.
"Mi abuelito vivía con nosotros y yo siempre le decía: '¿abuelito, te sirvo tu lechita?' Y el me decía: 'No, mejor sácame un ratito al sol'".
El albur no son groserías, explica Ruiz, los albures son bonitos, finos, pero eso sí, muy sexuales.
Los primerizos se sorprenden cuando Lourdes cuenta o responde algo a su compañero Hernández.
De los 20 asistentes que se dieron cita el 6 de marzo pasado, cuatro eran mujeres, un par de ellas universitarias que preparan su tesis sobre el albur.
Lourdes empezó a dar cursos en el Museo de la Ciudad de México en 1997, durante la exposición "Un Centro Extraviado y Algunos Barrios Encontrados", que mostraba 100 objetos rescatados después del sismo de 1985 en este barrio.
A partir de esa expo, Hernández fundó el Centro de Estudios Tepiteños (Cetepis), que este año ofrece por primera vez el diplomado sobre el albur en conjunto con la galería, además de que ha ofrecido conferencias en universidades y en el extranjero.
El curso se dará gratuitamente tres veces al año con un cupo promedio de 15 alumnos por generación.
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