Sao Paulo, Brasil.- Se trata de una nueva forma de esclavitud encubierta que se extiende por todo el mundo: el tráfico de niños africanos y latinoamericanos para fugar al futbol en los grandes clubes de Europa.
Y es que, a pesar de que las normas de la FIFA prohíben que los clubes contraten a menores de fuera de Europa, algunos de los grandes equipos de España, Italia, Francia e Inglaterra lo hacen, según el director de cine español Miguel Alcantud, que ha realizado una investigación sobre ello en África, Noruega y París, entre otros lugares, y que ha comenzado el rodaje de la película Diamantes negros, con la que denunciará esta situación.
Conocida en los organismos internacionales y ONG’s como una modalidad de ‘trafficking’, esta nueva forma de esclavitud se lleva a cabo de muy diferentes maneras, refiere en su web el diario español Público.es. Algunos clubes, por ejemplo, emplean la táctica de becas ficticias, falsificación de pasaportes o incluso de contratos de trabajo a los propios menores como jardineros, empleados del bar de los estadios…
La mayoría de las veces, refiere la nota, engañan a las familias, que esperanzadas por la posibilidad de una vida diferentes para sus hijos, venden sus propiedades o se endeudan de por vida para conseguir el dinero del viaje de los niños.
Sin embargo, cuando los niños llegan a Europa el sueño de alzar los brazos al cielo y gritar gol enfundados en las elásticas de las escuadras más potentes se ve, en muchos casos, truncado de manera drástica. Un bajo rendimiento deportivo -o que simplemente no responda a las expectativas del club en cuestión- o una lesión ha supuesto ya para 20 mil menores africanos que sean abandonados a su suerte en las calles del Viejo Continente.
Esta es una realidad que fue denunciada en el Parlamento Europeo por el representante de la ONG Culture Foot Solidaire y por el ex futbolista camerunés Jean-Claude Mbvoumin.
Sobre esta realidad, la película Diamantes Negros se basa en una minuciosa investigación y en algunos ejemplos que desde hace años han estado saliendo a la luz. Uno de los más trágicos es el Dungai Fusini, un joven de Costa de Marfil de 14 años de edad que fue quien le dio nombre al tráfico de niños en Italia. Fusini no iba al colegio, no aprendía ningún idioma, dormía en el sótano de un restaurante… y tenía una sesión de entrenamiento vespertina cada día. Un día huyó y fue encontrado un mes después debajo de un puente.
Otro caso más célebre es el de la estrella camerunés Samuel Eto’o, que estuvo siete meses en Francia viviendo prácticamente en la calle cuando tenía once años, antes de llegar a triunfar en equipos como Real Madrid, FC Barcelona o Inter de Milán.
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