México, DF.- La BBC en su portal web publica el artículo de Gary Haugen, un reo estadunidense condenado a muerte como muchos otros que han esperado durante años por un giro del destino que los salve de la muerte. Pero ese no es el caso de Gary Haugen.
El artículo original relata la historia de este hombre de 49 años, que está en la cárcel desde los 19 y en el corredor de la muerte desde 2007, quiere que lo ejecuten cuanto antes, incluso a pesar de haber recibido el indulto del gobernador del estado de Oregon, John Kitzhaber.
Hace apenas unos días, el juez Timothy Alexander le dio la razón y dijo que Haugen -culpable de matar a su suegra y a un compañero de prisión- tiene derecho a rechazar el perdón.
Se trata de una decisión judicial que no sólo prueba los límites del poder de Kitzhaber.
Además abre una puerta en el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos: ¿tiene un condenado derecho a decidir, incluso por encima del poder estatal, su propia ejecución?
El corredor de la muerte
El caso de Haugen es revelador por las posiciones particulares que confluyen: un estado que acepta la pena de muerte pero un gobernador que la rechaza, y un reo que, a diferencia de la mayoría, no quiere que lo perdonen sino que lo castiguen.
El año pasado, Haugen renunció a sus derechos de apelación, que pueden prolongar los casos durante años, y por el contrario pidió ser ejecutado lo antes posible en protesta por un sistema de justicia que considera "cruel", según declaraciones recogidas por el periódico The Oregonian.
Se estima que, en promedio, un condenado a muerte pasa más de diez años a la espera de su ejecución debido al lento proceso de apelaciones y contra apelaciones que suele caracterizar este tipo de casos en el corredor de la muerte.
Pero los planes de Haugen van en contra de las ideas que tiene Kitzhaber como gobernador: no sólo se opone a la pena capital por considerarla moralmente inaceptable, sino que dijo que no habría ejecuciones durante este gobierno, algo que demostró cuando emitió una orden para prevenir la inyección letal contra Haugen.
Desde que se reinstauró la pena de muerte en ese estado, en 1984, han sido ejecutados dos condenados, ambos durante el primer periodo de Kitzhaber entre 1995 y 2003 y ambos -como Haugen- tras renunciar a sus apelaciones.
Esta es una decisión de la que Kitzhaber dice haberse arrepentido
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