Un equipo de astrónomos encontró evidencia acerca de un planeta que fue devorado por su propia estrella, un hallazgo que genera dudas acerca del destino de la Tierra dentro de miles de millones de años.
Los científicos pudieron identificar al planeta que fue devorado, al observar la química de la estrella huésped. Ellos también creen que otro planeta sobreviviente alrededor de esta estrella puede haber sido golpeado por su órbita inusual, debido a la destrucción de su vecino.
Los investigadores estadounidenses, polacos y españoles descubrieron lo ocurrido mientras estudiaban la estrella BD+48 740, perteneciente a la clase estelar conocida como gigantes rojas. Las observaciones fueron realizadas con el telescopio Hobby Eberly, basado en el Observatorio McDonald en Texas.
El aumento de temperaturas cerca de los núcleos de las gigantes rojas provoca que estas viejas estrellas crezcan de tamaño, un proceso que ocasionaría que los planetas cercanos resultaran destruidos.
"Un destino similar podría esperar a los planetas de nuestro sistema solar, cuando el Sol se convierta en una gigante roja y se expanda hasta llegar a la órbita de la Tierra, en alrededor de 5.000 millones de años", dijo el coautor de la investigación, el profesor Alexander Wolszczan de la Universidad Estatal de Pensilvania, en EE.UU.
La química estelar
La primera evidencia del planeta faltante proviene de la peculiar composición química de la estrella.
El análisis espectroscópico de BD+48 740 reveló que contenía una cantidad anormalmente alta de litio, un raro elemento creado principalmente durante el llamado Big Bang, la explosión que habría dado origen al Universo hace 14 millones de años.
Como el litio se destruye fácilmente en las estrellas, su abundancia en esta envejecida estrella resultó muy inusual.
"Los teóricos han identificado unas pocas circunstancias muy específicas distintas al Big Bang, en las que se puede crear litio en las estrellas", explicó el profesor Wolszczan.
"En el caso de BD+48 740 es probable que la producción de litio fuese provocada por una masa del tamaño de un planeta que entró en espiral en la estrella y la calentó, mientras ella aún lo estaba digiriendo".
Rapidez
La segunda evidencia fue la órbita altamente elíptica de un planeta recién descubierto alrededor de una estrella gigante roja. El cuerpo celeste que no había sido detectado previamente posee -al menos- una masa 1,6 veces mayor a la de Júpiter.
El autor Andrzej Niedzielski de la Universidad Nicolás Copérnico en Torun, Polonia, dijo que las órbitas así de excéntricas son comunes en los sistemas planetarios alrededor de estrellas evolucionadas.
"De hecho, la órbita del planeta de la BD+48 740 es la más elíptica detectada hasta ahora", agregó.
Debido a que las interacciones gravitacionales entre los planetas son a menudo responsables de tales órbitas peculiares, los astrónomos sospechan que la inmersión del planeta en su estrella antes de convertirse en una gigante, podría haberle otorgado una explosión de energía al otro cuerpo celeste sobreviviente.
Ese aumento de energía lo habría lanzado a su inusual órbita actual.
La miembro del equipo de la Universidad Autónoma de Madrid en España, Eva Villaver, comentó: "La captura de un planeta en el acto de ser devorado por una estrella es una hazaña casi improbable de lograr, debido a la rapidez comparativa del proceso. Pero la ocurrencia de una colisión puede deducirse de la forma en que afecta la química estelar".
"La alargada órbita de este inmenso planeta que descubrimos alrededor de esta estrella gigante roja, contaminada de litio, es exactamente el tipo de pruebas que apunta al hecho de que en efecto, la estrella se comió al ahora desaparecido planeta".
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