Utilizando técnicas de proyección 3D y de antropología forense, investigadores ingleses e israelíes reconstruyen el que posiblemente sea el verdadero rostro de Jesús, alejado notablemente de las representaciones que históricamente se han hecho de él.
Históricamente, pocos personajes tan importantes como Jesús, el Cristo que con este título dio origen a una tradición religiosa que, tejida junto con otras circunstancias sociales y políticas, devino una de las mayores empresas ideológicas jamás concretadas.
Sin embargo, sea por la antigüedad de los hechos fundacionales, por el elemento mágico-irracional en torno a la construcción de un fe religiosa, a los múltiples y al mismo tiempo pocos testimonios sobrevivientes a propósito de su persona, alrededor de Jesús subsisten aun hasta la fecha enigmas que parecen insolubles, el menor de los cuales no es su aspecto. Lejos de las representaciones pictóricas, de los embellecimientos de los artistas, de la conveniencia política de usar ciertas facciones y no otras, ¿cuál fue el verdadero rostro de Jesús?
Con estas contradicciones y dificultades en mente, un equipo de científicos ingleses y arqueólogos israelíes se dieron a la tarea de reconstruir el que con mayor probabilidad puede ser el aspecto real del llamado Mesías, utilizando para ello varias fuentes. En primer lugar, restos óseos de la época y el lugar donde Jesús estuvo, específicamente de Getsemaní, en donde han sido encontradas calaveras que ayudan a dar una idea de la complexión de un hombre semítico promedio. Igualmente los investigadores tomaron en consideración los propios testimonios bíblicos para determinar detalles como el color de los ojos o el largo del cabello.
Con estos datos y técnicas de proyección 3D y de antropología forense, el equipo llegó a este resultado, que sin duda se aleja notablemente de las representaciones que usualmente conocemos del hombre.
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