La agencia militar secreta DARPA estudia a las serpientes voladoras del paraíso en el intento de descubrir los secretos que les permiten propulsarse por el aire por más de 25 metros, de árbol a árbol. DARPA financía el estudio de Jake Socha, de la Universidad de Virginia Tech, aparentemente interesados en desarrollar pequeños vehículos que puedan volar con agilidad.
Existen muchos animales que se deslizan por el aire, pero el vuelo de las serpiente asiáticas Chrysopelea paradisi es todavía un misterio. Las serpientes se dejan caer y ya cerca del piso empiezan la moción que las mantiene aflote, ondulando por el aire a velocidades de 10 metros por segundo (más o menos la velocidad de Usain Bolt).
“Básicamente se convierten en una sola ala”, dice Socha. “Esa ala constantemente se reconfigura, constantemente se reforma y se contorsiona. Partes del cuerpo, dependiendo de donde están en el espacio, podrían estar interactuando con la inercia del frente del cuerpo y esto podría estar ayudando, o impidiendo o siendo neutral (para el vuelo)”.
La aerodinámica de las serpientes también les permite dar vueltas en el aire y rotan su parte posterior como si crearan o utilizarán la energía de un vórtice.
La fuerza total de sus cuerpos en el deslizamiento es una fuerza va hacia arriba -al menos brevemente. Esto significa que si se suma todas las fuerzas actuando en el cuerpo de la a serpiente, te quedaría una pequeña fuerza empujando a la serpiente hacia el cielo, aclaró Socha.
Así que la maligna agencia militar DARPA estudia a estas míticas creaturas voladoras, quetzalcoatls, poseedoras de la energía primordial que une al cielo con la tierra.
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