Es la isla más grande del mundo que no es un continente, un país autónomo que pertenece al Reino de Dinamarca, pero que fisiográficamente es parte del continente americano. Y guarda riquezas incalculables, protegidas por el mejor amigo del hombre.
Las vastas extensiones heladas del norte de nuestro planeta son ricas en carbón y minerales. A pesar de ser extremadamente inhóspitas, estas áreas son muy codiciadas.
El Servicio Geológico de Estados Unidos estima que las reservas de petróleo cercanas a sus costas son tan grandes como las del Mar del Norte.
Dinamarca patrulla y protege su soberanía sobre Groenlandia con una pequeña unidad naval llamada la Patrulla Sirus.
Cada otoño, seis equipos de perros de trineo -cada uno acompañado por dos soldados de la Real Armada Danesa- pasan hasta seis meses patrullando un área de 160.000 kilómetros cuadrados. Son los únicos en este vasto territorio salvaje, que es tres veces mayor que Dinamarca.
Durante el invierno, el sol se desaparece durante dos meses. La temperatura promedio del año es -10ºC y puede bajar hasta -55ºC, la más baja registrada en el área.
Cada equipo tiene un máximo de 14 perros y una patrulla diaria típica cubre 30km. Los perros más inteligentes van al frente, encontrando el camino más seguro.
La amistad es indispensable.
Los soldados pasan las noches en unas tiendas de campaña de alta tecnología. Los perros pueden dormir afuera, no importa cuánto frío haga.
La unidad cría selectivamente canes groenlandeses por su fortaleza y resistencia. Cada perro trabaja por cinco años. Para cuando llega el momento de su jubilación, un perro de la Patrulla Sirius ha halado trineos por más de 20.000kms.
Durante los dos años que están con la unidad, los soldados reciben un salario mensual neto de US$4.000. Su entrenamiento ártico incluye adiestramiento de perros, construcción de refugios de nieve de emergencia y cacería de alimentos.
Desde que se hizo a la soberanía de Groenlandia en 1933, Dinamarca se ha visto obligada a mantener una presencia permanente en el territorio entero.
Los primeros trineos de perros patrullaron durante la Segunda Guerra Mundial para vigilar y destruir bases alemanas, como parte de los esfuerzos para mantener a Groenlandia en manos de los aliados.
En 1950, cuando la Guerra Fría helaba las relaciones internacionales, Dinamarca decidió establecer una presencia militar permanente. Inicialmente se llamó Operación Resolut, pero en 1953 le cambiaron el nombre por el de la estrella más brillante de la constelación Can Mayor: Sirius.
La Guerra Fría hace tiempo terminó, pero Groenlandia sigue siendo un territorio deseable, rico en petróleo y metales preciosos.
El medioambiente es demasiado extremo para la tecnología que tenemos en la actualidad, pero las patrullas protegen el tesoro danés para el futuro.
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