La empresa ha comprendido que dejar probar con libertad sus muebles es la mejor manera de conquistar a los clientes en China
Beijing, China.- En la supermueblería Ikea de la capital china, la experiencia de entretenerse en las tiendas alcanza niveles inusuales que poco tienen que ver con las compras.
Mientras algunos visitantes aprovechan sus amplios escritorios para estudiar, otros de plano usan sus cómodos sillones y camas para echarse una siesta.
"Mi trabajo está cerca de aquí y he venido a dormir un rato durante la pausa", comentó con timidez un hombre de mediana edad que no quiso dar su nombre, tras ser descubierto acomodado en una alcoba.
Durante toda la semana, pero especialmente los domingos, el centro comercial es un hormiguero humano en el cual sólo una minoría está interesada realmente en los muebles.
"Hay gente que viene a probar la experiencia de tener una casa preciosa y se pasa el día aquí. He visto algunos que se traen el almuerzo de casa y se sientan en los salones a comérselo", explicó Adirake Pimruang, decorador tailandés radicado en Beijing.
"Ikea lo tolera porque aunque no compren ahora quizá lo harán en el futuro. Sólo intervienen en casos extremos", añadió.
La empresa sueca ha entendido que dejar probar con libertad sus muebles es la mejor manera de atraer y quedarse con el cliente de China, cuyos mil 300 millones de habitantes y una creciente clase media lo hacen un país estratégico en la expansión de muchas empresas globales de bienes de consumo.
"Cuando tenga una casa, me gustaría que fuera como Ikea. Me encanta porque los espacios pequeños están muy bien aprovechados. Es cálido y agradable. Quedo aquí con una amiga a menudo", contó Jing, una chica de 25 años que tiene desplegados sus libros sobre un pupitre en una pequeña habitación de muestra.
"A veces, cuando no sabemos qué hacer venimos a Ikea. Es un sitio fenomenal y siempre hay alguna cosa gratis. Si no es café es otra cosa", aseguró por su parte Wailing, un hombre de unos 40 años que pasó media hora sentado en una cómoda butaca, jugando con su celular.
Ikea es de las empresas que más ha crecido desde su entrada en 1998. La media se sitúa en torno al 15 por ciento anual, con picos como el de 2010, en el que las ganancias subieron más de 23 por ciento hasta alcanzar los 556 millones de dólares.
"A los chinos les gusta mucho probar antes de comprar, tienen esa cultura de consumo. No hay nada de malo en ello. Además, para muchas familias esto es una oportunidad de pasar un día descansando en una casa que no pueden permitirse", añadió Pimruang.
Pero no todos visitan Ikea de Beijing para descansar, otros acuden a hacer negocios o para "inspirarse".
"Estamos aquí para inspirarnos. Lo hacemos a menudo. Somos diseñadoras de muebles y nos encanta Ikea. Tenemos una colección parecida y buscamos ideas innovadoras", dijo Wu Xuedong, mientras, con ayuda de su socia, copiaba descaradamente en una lámina milimetrada los tamaños, formas y colores de un salón entero.
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