martes, 14 de agosto de 2012

La extraña fascinación por las mujeres de tres senos

La aparición de una chica de tres pechos en la película Total Recall (El Vengador del Futuro) en 1990 fue para muchos un momento inolvidable en su educación visual (y sexual). Una imagen a la vez  irresistible y perturbadora: una prostituta muestra al protagonista de esta película basada en un cuento de Phillip K. Dick sus tres senos, en un flash indeleble en la imaginaria colectiva pop.
El remake de Total Recall, quizás sea una de las peores películas del año, pese a lo fascinante de su tema; además de impresionantes gráficas digitales de una ciudad vertical futurista, lo único memorable parece ser la reaparición de la mujer de tres senos, esta vez más sexy, encarnada por la actriz Kaitlyn Leen, quien se ha convertido en una especie de celebridad debido a esa escena.
Leeb apareció con este prostético en la expo Comic-Con International en San Diego; los geeks de esta congregación aparentemente pensaron que Leeb era una bella mutante que los visitaba para deleitarlos, maravillándose ante su anatomía.
¿Cuál es el secreto de la atracción masculina por los tres senos? ¿Se trata de una hipóstasis de la trinidad divina, que aniquila simbólicamente la dualidad? ¿Es que mirar senos hace que el hombre, neurológicamente, reciba una serie de beneficios y tres es más?  ¿Fantasea el hombre con colocar su boca en el seno central mientras palpa los senos periféricos? ¿Acaso aún nos hemos destetado y proyectamos nuestra mamitis psíquica? ¿Es el llamado de lo exótico, de la alteridad fuera de lo común? ¿Retrocausalidad estética: una imagen paradigmática de la belleza anatómica del futuro? 

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