En el punto más alto del castillo de Edimburgo, no ondea la Saltire, la bandera nacional escocesa con la cruz de San Andrés, como cabría esperar. La bandera que se puede ver en su lugar es la Union Jack. Esto es así porque el castillo de Edimburgo (y muchas otras construcciones dentro de Escocia) es un edificio de uso militar y las FFAA escocesas, según el acta de unión de 1707, están integradas dentro de las FFAA del Reino Unido.
2. Pelirrojos a gogo
Aunque se pueda pensar en Irlanda, Escocia es el país con mayor porcentaje de personas con rutilismo (pelirrojos, vamos) en el mundo. El 13% de los escoceses es pelirrojo y además, en Escocia nacen el 25% de los pelirrojos de todo el mundo. Un dato más (y ya paro) es que el 40% de los escoceses poseen el gen recesivo que provoca el color rojo en el cabello.
3. ¿Escocia = Irlanda?
En latín, la palabra Scotia (de donde proviene “Escocia”) significa Irlanda y los scotos, irlandeses. Los antiguos romanos utilizaban este término para referirse a los habitantes de Irlanda, mientras que el nombre latino para Escocia es Caledonia (del vocablo bretón “Kalet” o “los duros”). Las invasiones y colonizaciones de la costa oeste de Escocia por parte de los irlandeses acabarían otorgándole el nombre al país del whisky.
4. ¿INGLATERRA = ESCOCIA?
Todavía no, pero la casa real británica es en realidad… sí, escocesa. La actual familia real, conocida por muchas cosas pero sobre todo por el nombre de Windsor, es en realidad descendiente directa por vía femenina de la casa escocesa Estuardo. La familia real británica proviene de María I, o María, reina de los escoceses y su hijo, Jacobo VI de Inglaterra y I de Escocia.
Lo que sucede es que entre medias, diversos reyes han muerto sin descendencia masculina y sus hijas, aún siendo proclamadas reinas, han adoptado los nombres de las casas reales de sus maridos, como es el caso de la actual. De hecho, y atendiendo a la tradición, la familia real actual, los Windsor, son alemanes. Isabel II de Inglaterra es la sucesora de la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha.
¿Por qué se llama Windsor? Porque durante la primera guerra mundial, y estando Inglaterra en guerra con Alemania, no debía estar muy bien visto que una familia de nombre eminentemente Germano gobernara Albión, así que se decidió adoptar el británico nombre de Windsor.
5. PIEDRA DEL DESTINO
La piedra de Scone, o piedra del destino, es una roca rectangular de orígenes inciertos sobre la cual, se coronaba a los reyes de Escocia. En 1296 el rey inglés Eduardo I, también conocido como el martillo de los escoceses, o Eduardo Longshanks (piernas largas… sí, el de Braveheart) después de aplacar la enésima rebelión escocesa y para despojar a éstos de sus símbolos y tradiciones, atacó la abadía de Scone y se llevó la piedra del destino a Londres, donde permanecería los siguientes 700 años.
Eduardo I encargó el diseño de una silla o trono especial para poder colocar la piedra debajo y sentarse sobre ella. Sobre esta silla han sido coronados todos los reyes de Inglaterra y Reino Unido salvo dos (mujeres, curiosamente) María I y María II.
En 1996, bajo iniciativa de John Mayor, se toma la decisión de devolver la piedra a Escocia bajo una peculiar condición: la piedra debe volver a Westminster cada vez que se deba coronar a un nuevo rey. Así la próxima vez que la piedra viaje a Londres, será para la coronación del príncipe Carlos o de su hijo Guillermo.
6. El agua de la vida
El origen de la palabra whisky proviene del gaélico escocés e irlandés (“uisge beatha” y “uisce beathadh” respectivamente) y su traducción correcta es “agua de vida”. Irlandeses y escoceses se disputan el honor de ser los creadores de esta bebida y, aunque se sabe que se bebía varios cientos de años antes, el primer escrito sobre éste aparece en 1405 en una abadía irlandesa donde los monjes fermentaban el whisky.
Más que probablemente, William Wallace y sus colegas bebían agua de vida, pero su elaboración variaba sustancialmente a la actual. Seguramente provenía de una sola destilación, y no una triple como ahora, y era bastante más fuerte, rondando los 70º.
7. La gran guerra
Las últimas víctimas de la primera guerra mundial murieron en Escocia y son alemanas. En 1918, después de la firma del armisticio, la flota alemana tuvo que rendirse sin posibilidad de retorno a las bases alemanas, y los 74 buques que la componían fueron enviados a Scapa Flow, en las islas Orcadas, un puerto natural y poco profundo situado al abrigo de las muchas tormentas que tienen lugar en el mar del norte.
Mientras se tomaba la decisión de qué hacer con estos barcos de guerra y como repartirlos, en secreto, el contraalmirante von Reuter daba la orden de iniciar los preparativos para echar los barcos a pique y evitar que la marina real inglesa se apoderara de ellos. La orden de hundirlos se tomó el 21 de junio de 1919 y de los 74 barcos anclados en Scapa Flow, 50 se iban a pique mientras la Armada inglesa abría fuego contra los marinos alemanes.
Nueve de ellos murieron y 16 resultaron heridos. Hoy en día se puede bucear en Scapa Flow con un sencillo permiso que se tramita en las propias islas Orcadas y ver los siete buques que yacen en el lecho marino, pero ¿qué pasó con los otros 43?
En una de las operaciones de más grandes de la historia en cuanto a rescate marino se refiere, fueron reflotados y desguazados. Como curiosidad, aún se extraen trozos de acero de los barcos de Scapa Flow y es, además un acero extremadamente caro.
Para la fabricación del acero, se requieren grandes cantidades de aire y desde que en 1945 los americanos lanzaran las bombas atómicas sobre Hirosima y Nagasaki, en toda la atmósfera del planeta quedan trazas de radiación.
Esto no es un problema para el acero fabricado comúnmente, pero ese acero contiene partículas radiactivas. Para la fabricación de objetos como contadores geiger y otros objetos utilizados por la NASA para medir radiación, tanto en la tierra como en el espacio, se requiere un acero que no contenga trazas radiactivas, ya que el propio objeto estaría contaminado, por lo tanto, se necesita acero fabricado antes de 1945 para la construcción de los mismos.
Por ello, trozos de la armada alemana hundida en Scapa Flow han acabado de camino a Plutón.
8. Irn bru. La otra bebida nacional escocesa
Caminando por Edimburgo o por cualquier otra ciudad escocesa, se puede ver a jóvenes con botellas de un líquido anaranjado y que seguramente te dé la sensación de ser radiactivo. Es el Irn bru, una bebida carbonatada que los escoceses aseguran, quita la resaca. De hecho Escocia es el único país del mundo donde una bebida carbonatada “nacional” supera en ventas al gigante mundial, a saber: Cocacola.
La receta completa del Irn bru es secreta y solo la conocen dos personas, Robin Barr, descendiente del inventor y otra persona desconocida, amén de existir una copia por escrito guardada en una caja fuerte de un banco suizo.
El origen del Irn bru es además bastante curioso. Cuando los trabajadores de la compañía de aceros William Beardmore & company, encargada de proveer el acero para la reconstrucción de la estación de Glasgow, empezaron a morir por las enormes cantidades de cerveza que se metían entre pecho y espalda mientras trabajaban para paliar la sed provocada por el calor de la acería, la compañía quiso buscar una solución y la encontraron en A.G Barr, que fabricaba una bebida sin nombre.
Se firmó el contrato y la nueva bebida se suministró a los trabajadores de la fábrica en lugar de la cerveza. La bebida sin nombre recibiría el de “iron Brew” (acero fermentado), pero la legislación inglesa de 1950 obligó a cambiar la palabra “brew” al no ser una bebida fermentada en sí misma y el nombre quedó como lo podemos ver hoy en día.
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