La situación económica en Rumania es tan difícil que la gente bromea que no puede darse el lujo de morir, pero en las montañas de Transilvania, los carpinteros están ofreciendo ataúdes baratos para contrarrestar el alza galopante de los sepelios.
Ilie Troanca, un carpintero de Transilvania, dijo que ha comenzado a derrotar la tristeza de la recesión con féretros de ganga: de hasta 100 euros (136 dólares). Transilvania es una región del centro de Rumania, pero según la leyenda fue el hogar de Drácula.
A la fecha, Troanca sólo ha vendido unos cuantos cientos de ataúdes, pero apenas tienen un par de meses en el mercado.
El carpintero ha atraído gran atención incluso más allá de la ciudad transilvana de Sibiu, 300 kilómetros (188 millas) al noroeste de Bucarest.
"Vi que había una oportunidad y teníamos espacio sin utilizar", dijo Troanca, director de la industria maderera y forestal del estado de Sibiu, la cual supervisa unas 180.000 hectáreas (445.000 acres) de bosques de robles, hayas y pinos.
Los féretros sin lienzos se venden por 350 a 450 leus (entre 112 y 145 dólares) más un impuesto a la venta, que depende del tipo de madera y la complejidad del diseño. Los féretros de roble son los más caros, mientras que los de pino y de haya son los más económicos.
Los ataúdes son un buen negocio en Rumania, donde las cremaciones son escasas. El país tiene 22 millones de habitantes y su población se vuelve cada vez más vieja.
Otros féretros alcanzan un precio de cientos o miles de euros, según sean más lujosos, y el costo del sepelio se eleva con la compra del lote.
Además, las familias a menudo pagan un soborno a los cuidadores de los panteones para que les reserven un lugar de inhumación que les agrade.
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