México, DF.- Eran principios de los años 60. Archibald West, ejecutivo de mercadotecnia de la marca de papas Frito- Lay, tomaba vacaciones en la frontera de San Diego cuando se topó con un puesto mexicano de tortillas de maíz crujientes conocidas como totopos.
En ese momento se le ocurrió la idea de un nuevo producto industrial que presentó a su empresa y que tardó unos tres años en agarrar cocción.
Fue así como surgieron los Doritos, frituras triangulares que con el paso del tiempo han tenido más de 20 sabores y hoy en día suelen ser el platillo favorito mientras se disfrutan los partidos de futbol americano en Estados Unidos.
Hoy, su creador ha dicho adiós.
El diario The Dallas Morning News informó el pasado lunes por la noche que Archibald West, de 97 años, murió el 20 de septiembre en el Hospital Presbiteriano de Dallas, Texas.
West será incinerado el 1 de octubre y varios de los totopos creados por él serán esparcidos en su urna, aseguró su hija, Jana Hacker, citada por el diario.
La noticia fue confirmada por Maria Estes, directora del cementerio Restland de Dallas.
No es la primera vez que un creador es sepultado junto a uno de sus inventos. En mayo de 2008, las cenizas de Fred Baur fueron enterradas en el recipiente tubular de las papas fritas Pringles.
Tenía 89 años y vivía en Cincinnati, Ohio. Concretar su idea no fue del todo fácil para Arch West, cuyo carácter aguerrido se forjó como marinero en el océano Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
Según relató la propia Jana Hacker al rotativo texano, la propuesta tuvo una tibia recepción inicial por parte de Frito-Lay.
Sin embargo, diversas investigaciones de mercado no sólo dieron luz verde en 1966 al lanzamiento del producto, sino que de ahí surgió su nombre, una contracción de la palabra “doraditos”.
Desde entonces, el producto estrella de Frito-Lay -que hoy es propiedad de la multinacional Pepsi Co- no ha dejado de comercializarse en más de 20 países.
En un año se consumieron en América 924 millones de bolsas de Doritos. La prensa estadunidense calcula que en 2010 las ventas globales de la botana alcanzaron los cinco mil millones de dólares.
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