Aunque el huracán Irene pasó por la costa este de Estados Unidos a finales de agosto, uno de sus efectos podría extenderse hasta finales de octubre, cuando los estadounidenses celebran Halloween.
La curiosa relación entre el huracán y el día de las brujas se debe a que las tormentas destrozaron muchos cultivos de calabaza en esa zona de Estados Unidos, lo que ha preocupado a los granjeros por los niveles bajos de producción, justo cuando se acerca la popular festividad.
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Las calabazas son uno de los adornos más importantes de Halloween. Se les extrae la pulpa, se les talla una imagen y luego son iluminadas con una vela en su interior. La tradición de utilizar las calabazas se llama Jack-o’-lantern.
Darcy Pray, dueño de Pray’s Family Farms en Keeseville, cerca de Nueva York, es uno de los afectados por el huracán.
"Sí, es cierto que hay escasez. El año pasado utilicé toda mi cosecha, entre 15 mil y 20 mil calabazas, pero esta vez me ha tocado comprar calabazas en Quebec, Canadá", explicó.
"El huracán destrozó todo el huerto, así que el próximo año tengo planeado plantar en terrenos más altos o pedirle a un vecino que me deje utilizar su propiedad", continuó Pray, quien añadió que esta vez le tocó comprar algunas calabazas por el doble del precio al que normalmente las vendía.
No es sólo el huracán
Jim Murray, dueño de Applejacks Orchard en Peru, Nueva York, resalta que el daño a causa de Irene es sólo parcial.
"La otra parte del problema fueron las lluvias fuertes en mayo y junio que retrasaron nuestra planeación y afectaron la germinación de algunas plantas", indica.
Ese retraso puede resultar perjudicial para el negocio, pues se necesita la mayor cantidad de calabazas para Halloween, que es la fecha clave para el negocio.
Murray cuenta que ha "comprado algunas calabazas localmente para suplir las necesidades, pero quienes han tenido que encargarlas en el medio oeste de Estados Unidos han tenido que pagar los costos extras del envío y eso aumenta el precio de venta sustancialmente".
A pesar del problema, Murray dice que no está muy preocupado, pues su negocio es pequeño. "Es parte del juego de la agricultura", comenta.
Otro que tampoco está muy preocupado es Adam Samolewski, de Greenland Family Farms, que distribuye las calabazas y quien explica que no se ha visto muy afectado por el problema.
"Nuestra distribución ha sido igual que la del año pasado", resalta.
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