En un intento de privar a los traficantes de drogas de la materia prima para la fabricación de cocaína, Bolivia está convirtiendo parte de la coca que se cultiva ilegalmente en el país en abono orgánico.
Aunque Naciones Unidas y Estados Unidos dijeron recientemente que la producción de coca se ha estabilizado en Bolivia, ésta aún representa el 20 por ciento del total en el mundo, después de Colombia y Perú.
Según la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU, se cultivaron 31.000 hectáreas de coca el año pasado en Bolivia; el gobierno de EE.UU. pone esa cifra en 34.500.
Por ley, los cocaleros en Bolivia pueden plantar sólo 12.000 hectáreas cada año. Usando las cifras de la ONU y de EE.UU., es posible estimar que se cultivaron entre 19.000 y 22.500 hectáreas de coca de manera ilegal en 2010.
El qué hacer con este excedente de coca, no sólo es una preocupación para el gobierno de Bolivia, sino para todo el mundo, ya que la mayor parte de este excedente se desvía al narcotráfico y luego termina en forma de cocaína en Brasil y Europa.
Sin embargo, ¿puede la conversión de coca en abono realmente resolver el problema de la droga en el país?
"Buena solución"
El gobierno cree que, al combinar esta acción con los esfuerzos de reducción continua de los cultivos de coca y los intentos de desmantelar las organizaciones de delincuentes, el abono es una buena solución.
Después de lo que se ha considerado un exitoso período de prueba, ahora se comenzarán a convertir en abono 864 toneladas de coca ilegal que fueron confiscadas en lo que va del año.
Mezclando la coca con materia orgánica, como hojas de árboles, restos vegetales y estiércol de gallina, Bolivia dice que va a producir 23 toneladas de abono cada mes. Miguel Callisaya, quien dirigió el proyecto de prueba, dice que este abono será rico en nutrientes.
"Es el mejor fertilizante, y de mejor calidad que el compost de lombriz," dice. "Al convertir esta coca en fertilizante, estamos reduciendo lo que va al narcotráfico."
La voluntad detrás de este intento se debe en parte a la falta de fondos para quemar coca confiscada, como se hizo hasta el año pasado, después de que la oficina contra las drogas de la embajada de EE.UU., o NAS por su sigla en inglés, terminó su cooperación con el gobierno boliviano para la incineración de la coca.
Quemarla sin ayuda es económicamente insostenible para el gobierno, dado que no se obtiene un subproducto que puede ser comercializado, como el abono.
"La quema de la hoja era terriblemente inútil y costosa," dice Kathryn Ledebur de Red Andina de Información, un grupo de expertos que analiza la política de drogas y promueve la justicia socioeconómica en Bolivia.
Bondades del abono
Sin embargo, "transformando la hoja confiscada en abono, se consiguen dos cosas a la vez: que la hoja nunca sea procesada en cocaína, una sustancia ilegal, y que se proporcione un fertilizante rico en nutrientes en un país que todavía depende de la agricultura para su subsistencia," añade la analista.
En teoría, la producción de abono a partir del excedente de coca parece una buena idea. Se trata de "una contribución positiva al tratar de poner fin al tráfico de cocaína," continúa Ledebur, quien cree que las soluciones de verdad "deben provenir de los países consumidores," como Brasil y el Reino Unido, para hacer frente a la demanda en el país, y las ganancias "indignantes generadas por el mercado ilegal"de la cocaína.
Pero, en la práctica, la industrialización de la coca confiscada es todavía de escala muy baja en comparación con la cantidad que se está produciendo ilegalmente cada año.
De las 36.000 toneladas de coca que la ONU estima fueron cultivadas ilegalmente en 2010, las autoridades de Bolivia confiscaron unas 1.000; no se sabe a dónde va la diferencia y se cree que es desviada a la elaboración de cocaína.
Es cierto que las autoridades bolivianas confiscan grandes cantidades de cocaína cada año, pero los críticos del gobierno creen que el presidente Evo Morales perdió el control del problema del narcotráfico, y opinan que la pregunta fundamental que se tiene que hacer no es qué hacer con el exceso de coca, sino por qué el gobierno no lo está reduciendo significativamente.
La ONU estima que la producción de coca ha aumentado en cerca de 13 por ciento desde que Morales llegó al poder en 2006. Pero a pesar de que se estabilizó el año pasado, los cocaleros siguen cultivando coca por encima de los límites anuales permitidos y a la ONU le preocupa que la producción de coca se esté expandiendo en los parques nacionales y áreas nuevas.
Ledebur cree que "es importante recordar que es la pobreza, y no una intención de delinquir, lo que motiva a los cocaleros a plantar coca". Pero unos planes que proporcionan cultivos alternativos y rentables, como en un proyecto financiado por la Unión Europea, a pesar de que empiezan a dar resultados, aún necesitan tiempo para afianzarse.
Mientras tanto, Ledebur piensa que "el abono es un pequeño paso en la dirección correcta para resolver el exceso de producción de coca."
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