HUEVÓN
Un hombre y una mujer que no se conocían, coinciden en el mismo compartimiento de coche cama de un tren. A pesar de la obvia incomodidad que provoca la situación, y de las protestas de la mujer ante el guardia del tren, quien le explica que el convoy va lleno y no dispone de otro camarote, ambos finalmente ocupan el camarote y sus respectivas literas, el hombre en la superior y ella en la inferior. A media noche el hombre despierta a la mujer y le dice:
- Lamento molestarla pero tengo un frío tremendo, ¿podría alcanzarme una de las mantas que están apiladas junto a la puerta?
La mujer se asoma entre las cortinas de la litera y guiñándole el ojo a su compañero de camarote le dice:
El hombre, sin poder creer lo que oyó, exclama:
- ¡Pero claro, mi vida, claro!
Y la mujer responde:
- ¡Pues entonces... bájate y agárrala tu, pinche huevón!
PERICO
Este era un día en que el señor presidente paseaba por la calle, cuando escucha una voz que dice:
- ¡Que se muera el presidente!
Este mira desconcertado para todos lados y cuando ve un perico en la ventana de una casa decide tocar la puerta de ésta, al abrir la dueña de la vivienda, el presidente disgustado le dice que él pasará mañana y el perico no deberá decir eso.
La señora preocupada, fue a casa del sacerdote y éste canjea con ella el perico, la señora se lleva el perico del sacerdote y el sacerdote se queda con el perico de ella. Al día siguiente pasa el presidente y observa que el perico no dice nada, éste enojado le dice al perico:
- ¿No vas a decir que se muera el presidente?
Y el perico contesta:
- ¡Que Dios te oiga hijo mío, que Dios te oiga!
INCENTIVO
Don Abraham, padre judío, con la mejor de las intenciones, había enviado a su hijo al colegio mas caro de la colectividad judía, pese a sus intentos, Samuelito no daba pie con bola.
Boleta del primer mes:
Matemáticas 2
Geografía 6
Historia 4
Literatura 2
Conducta 0
Estas espantosas calificaciones se repetían mes a mes, hasta que el padre se cansó:
- Samuel, escúchame bien lo que te voy a decir, si el próximo mes tus calificaciones y tu comportamiento no mejoran, te voy a mandar a estudiar a un colegio católico.
Al mes siguiente las notas de Samuel fueron una tragedia sólo comparable al hundimiento del Titanic y el padre cumplió con su palabra.
A través de un rabino cercano a su familia, se conectó con un obispo que le recomendó un buen colegio marista al cual Samuel fue enviado.
Boleta del primer mes:
Matemáticas 8
Geografía 8
Historia 9
Literatura 10
Conducta 10
Segunda boleta:
Matemáticas 9
Geografía 10
Historia 10
Literatura 10
Conducta 10
- Samuel, ¿Qué es lo que pasa que te va tan bien en la escuela? ¿Cómo ha sucedido este milagro?
- No sé papá. Me presentaron a todos los compañeros y a todos los profesores y luego, una tarde, fuimos al templo. Cuando entré vi a un hombre crucificado, con clavos en las manos y en los pies, con cara de haber sufrido mucho y todo ensangrentado. Pregunte quién era. "¿Él?", me respondió un alumno de los cursos superiores, "Él era un judío igual que tú". Entonces me dije: "Ah cabrón, a estudiar Samuelito, aquí no se andan con fregaderas".
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