Pekín, China.- Los alumnos de la Escuela Luolan pasan siete horas al día ejercitándose, seis días por semana. Al regresar a casa, practican los movimientos aprendidos delante de un espejo y hacen estiramientos. No se trata de un centro de educación superior ni deportiva, sino de una academia en la que se enseñan bailes sensuales con barras de metal.
"Algunas chicas vienen con la intención de abrir su propia escuela, otras buscan trabajo en bares. Finalmente, hay muchas que lo hacen sólo por diversión, por aprender algo bonito", aseguró Luo Lan, propietaria de la academia.
En 2006, esta mujer introdujo en China una práctica desconocida en el país y que se ha convertido en la última moda en clubes, karaokes, bares, e incluso como ejercicio complementario en los gimnasios.
"Se me ocurrió porque acababa de dar a luz y quería un deporte con el que adelgazar y volver a sentirme femenina. Leí en un periódico que las mujeres en Inglaterra lo hacían y me puse a buscar una academia. Al no encontrar ninguna, me di cuenta de que era un nicho de mercado", explicó.
"Practicar en la barra está de moda entre las jóvenes de clase media y alta, que lo hacen dos o tres horas por semana. En mi academia el perfil es más profesional. Es gente que se quiere dedicar a ello. Tengo lista de espera. Todas las que aprenden encuentran trabajo, porque está en plena expansión", dijo.
Deng Yubing es una de las alumnas. Tiene 21 años y se trasladó a Beijing desde la provincia de Hubei para mejorar sus habilidades como bailarina.
"Ya he practicado algo en mi pueblo. Voy a montar una academia y quiero mejorar mis conocimientos. Empecé estudiando danza del vientre, pero la barra está más demandada", comentó.
Al principio, a los padres de Yubing no les gustó la idea de que su hija se ganase la vida enseñando a otras mujeres a contonearse en bañador; sin embargo, con el tiempo se han acostumbrado.
"Mis primeras alumnas no querían que las fotografiáramos y algunas venían casi disfrazadas para que no las reconocieran. Pero todo ha cambiado en menos de 8 años. Ha dejado de ser un tabú en las ciudades y ha salido muchas veces en televisión. Mucha gente se ha convencido de que la barra no es prostitución, sino baile", explicó Lan.
Trabajando como bailarina en un bar de la capital china pueden ganarse entre mil y mil 600 dólares al mes, según Lan. Se trata de un salario cuatro veces superior a lo que se ofrece a los inmigrantes rurales por trabajar en grandes ciudades chinas.
"El problema es que para bailar en bares exclusivos hay que ser joven y atractiva. Nadie se lo toma como una carrera para toda la vida. Unas lo hacen para pagar estudios, otras con la idea de ganar experiencia y abrir su propia academia o su propio bar", agregó la dueña de la escuela.
Otra de las alumnas, Bo Lingling, de 26 años, también aspira a convertirse en maestra.
"Mis padres no saben que vengo aquí, no lo entenderían. A mi novio se lo he dicho y lo ha aceptado porque le he dicho que quiero ser profesora. Lo que no aceptaría es que bailase en un bar delante de otros hombres", reconoció la joven.
Como en Village People
Entre los alumnos de la academia Luolan no hay sólo mujeres.
También está Gong Yifei, un muchacho de 24 años que abandonó el Ejército para entrenarse de tiempo completo en el tubo.
"Me mandaron a la Policía militar, pero la barra me gusta más. Quiero ser profesor de baile en barra algún día y mi familia me apoyó", explicó.
"Me animé por un anuncio en Internet. No entiendo por qué el baile en barra tiene que ser algo que sólo pueden hacer las mujeres".
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