Berlín, Alemania.- Los ciudadanos de las antiguas Alemania Oriental y Occidental comparten muchas costumbres, entre las que se encuentra el "naturismo", o actitud relajada hacia el cuerpo desnudo. ¿Pero puede esto enmascarar actitudes divergentes sobre la libertad femenina?, se pregunta el periodista de la BBC en Berlín Stephen Evans.
La práctica del sexo en Alemania, me imagino, es muy parecida a la práctica del sexo en cualquier otra parte.
Pero las actitudes ante la sexualidad y la desnudez no lo son. Y tengo que decirles que Alemania me ha sorprendido.
Por ejemplo, una vez me encontraba en el baño de un gimnasio que frecuento. Ahí estaba yo, desnudo de la cintura para abajo, luchando por quitarme una camiseta de la cabeza.
Cuando finalmente me la pude sacar, estaba frente a mí una hermosa mujer de unos 20 años pasando la escoba a mis pies.
Era la clásica visión la mujer de la limpieza en el baño de caballeros. Yo la miré. Ella me miró. Yo me sonrojé. Ella siguió barriendo, risueña y despreocupada.
"¿Por qué -preguntan- ponerse un bañador sucio y sudado? Además, agregan, la desnudez no tiene nada que ver con las relaciones sexuales (...). Ante lo que yo que arqueo una ceja y digo: hum."
También me pasó cuando fui a un sauna público, como los que hay aquí en todos los vecindarios.
Mis amigos alemanes me dijeron que estar desnudo era de rigor, así que en "traje de Adán" me metí yo, sólo para encontrarme con dos jóvenes completamente desnudas.
Ellas me miraron. Yo miré al techo.
Los alemanes -o al menos los alemanes en el norte del país, predominantemente no católico- dicen que ver un cuerpo desnudo es totalmente normal. Natural, como dicen ellos.
Nazis, comunistas y nudistas
Por cierto, tanto el régimen nazi como el comunista compartían mi escepticismo.
En Alemania Oriental, bañarse desnudo en público se convirtió en una especie de símbolo de la disidencia, que contrariaba la exhortación del ministro de Cultura a "proteger los ojos de la nación".
Los nazi adherían a la premisa de Hermann Goering de que el "poder sanador del sol y el aire libre" contribuían a construir una nación fuerte, pero desaprobaban la desnudez en público. La llamaban un "error cultural" que amenazaba la modestia femenina.
Pero, pese a todo, el nudismo se consolidó como práctica, tanto en Alemania Occidental como en Alemania Oriental.
Y este fenómeno, junto con factores demográficos, jugó un papel importante en la forma en que se definieron los roles sexuales en la sociedad.
Tras la Segunda Guerra Mundial, quedaron siete millones más de mujeres que hombres en Alemania.
Esta diferencia entre Alemania y otros países occidentales hizo que en este ambiente surgiera incluso una industria particular dirigida al público femenino que no tuvo tanto desarrollo en otros países occidentales.
Condones por catálogo
Beate Uhse fue una de las protagonistas en su desarrollo. Uhse había sido piloto de la Luftwaffe. Como mujer, no se le había permitido pelear en la guerra, pero sí voló aviones hasta la línea de batalla.
Después de la guerra, esta hija de médico se vio inundada de preguntas de amigas que querían saber cómo no quedar embarazadas.
Uhse comenzó a vender condones y otros productos por catálogo. Y así comenzó un negocio que todavía hoy es uno de más exitosos de Alemania.
La historiadora Elizabeth Heineman me dice que las alemanas salieron de la guerra particularmente fuertes e independientes, porque la ausencia de hombres era muy marcada.
A ambos lados del muro
Sin embargo, este proceso de independencia de la mujer no fue igual en Alemania Oriental y Occidental.
Mientras en el occidente los roles tradicionales se consolidaron, en Alemania del Este hubo una evolución diferente.
Simone Schmollack, quien escribe para una revista femenina llamada Die Magazin -fue fundada en 1929 y que siguió circulando en Alemania Oriental durante los años del comunismo-, me comenta que las mujeres del este -y ella fue una de ellas- gozaban de una genuina independencia económica que las hacía más fuertes en sus relaciones con los hombres.
Tras la caída del muro, las diferencias culturales entre ambos bloques se hicieron evidentes.
"Cuando los hombres de la antigua Alemania Occidental salen con mujeres de la antigua Alemania Oriental, ellos -los hombres- tienen problemas", explica Schmollack.
"Los hombres occidentales piensan que las orientales tan buena onda, independientes y libres respecto al sexo. Pero acto seguido, quieren que ellas se queden en casa", señala.
Con tal mezcla de regímenes y actitudes, en la Alemania unificada, la confusión parece llegar a los roles que juegan hombres y mujeres.
Una cuestión que llega a percibir, al menos en parte, un británico sudado y desnudo cuando se pierde en un gimnasio o un sauna público.
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