
Las ventajas: no se oxida, no pesa tanto como una armadura de verdad y no es atraída por los imanes, así que tus enemigos deberán hacer algo más que regarte con agua imantada para acabar contigo (ahora sabemos que ese era un método muy eficaz en el medievo, pero ya no funciona).
Los inconvenientes: no ofrece protección. La mayoría de armas pueden atravesar la sudadera-armadura, y lo que no son armas casi que también. Hay una ausencia total de bolsillos, lo que te obligará a agenciarte un escudero para que te lleve los trastos, lo que aumenta considerablemente los gastos de mantenimiento de la armadura.
Si estás interesado (sé que lo estás), puedes negociar con Chadwick en su página, aunque parece que ahora mismo está de vacaciones. Perdón, de cruzada.
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