A pesar de que algunos amantes de las conspiraciones siguen negándolo, el hombre llegó a la Luna en 1969. Desde entonces, las huellas dejadas por los distintos astronautas de las misiones Apolo han permanecido intactas sobre la Luna (un mundo carente de erosión) y así quedarán durante eones.
Precisamente por esta característica "estanca" de nuestro satélite, un mundo polvoriento en el que la ausencia de atmósfera o actividad geológica mantiene su superficie en prístinas condiciones, dos prestigiosos científicos acaban de proponer una sugerente iniciativa.
Se trata de Paul Davies, divulgador británico experto en astrobiología, y el astrónomo Robert Wagner de la Universidad Estatal de Arizona. Ambos han propuesto recientemente utilizar la sonda de la NASA LRO (orbitador de reconocimiento lunar) para buscar evidencias de antiguas visitas extraterrestres.
La LRO ha demostrado recientemente ser capaz de fotografiar las siluetas y huellas de los módulos Apolo y sus tripulaciones sobre la Luna, por lo que bien podría barrer la superficie de nuestro satélite en busca de huellas, estructuras, o incluso objetos abandonados por alguna civilización alienígena que hubiera cruzado el ancho espacio para hacer una inspección ocular a la Tierra durante los últimos millones de años.
Según Davies y Wenger, si los extraterrestres quisieran contemplar el estado evolutivo de la vida en la Tierra sin interferir, la Luna habría sido un lugar perfecto en el que establecer un punto de observación. ¿Pero cómo acometer un trabajo tan inmenso? Aunque parezca pequeña, la Luna es un cuerpo con una superficie de 38 millones de kilómetros cuadrados.
Basándose en el tremendo éxito que en el pasado tuvo el programa SETI@home de la Universidad de Berkeley en California, que hizo uso de la capacidad de cálculo de cientos de miles de los ordenadores domésticos de voluntarios repartidos por todo el mundo, Davies y Wenger creen que el público seguramente estaría dispuesto a echar una mano ante tal colosal reto.
Hasta ahora los proyectos SETI (búsqueda de inteligencia extraterrestre) no han tenido demasiado éxito intentando captar las emisiones tecnológicas de supuestas civilizaciones alienígenas vecinas. De modo que tal vez buscar en nuestro patio trasero sea una mejor opción, ¿o no?
Ambos científicos son conscientes de las dificultades y no albergan demasiadas esperanzas de éxito. Después de todo, si una inteligencia extraterrestre es lo bastante hábil como para cruzar distancias de años luz y echarle un ojo a nuestro mundo, lo más lógico es que se acuerden de borrar las huellas antes de marcharse, pero nunca se sabe... a lo mejor eran un poco despistados y se olvidaron un "destornillador galáctico" sobre el polvo lunar.
¿Les parece una locura esta idea? ¿Estarían dispuestos a ayudar a buscar rastros de ET en la Luna?
No hay comentarios:
Publicar un comentario