La tecnología, así como los cambios que se avecinan en el planeta, harán que nuestro organismo se adapte a nuevas técnicas de alimentación
Conforme avanza el siglo pareciera que cada día todas aquellas cosas que formaban parte del cine de ciencia ficción se convierten en toda una realidad. La tecnología día a día nos sorprende con los avances hechos en diversos ámbitos como la medicina, sistemas operativos, comunicaciones, entre otras.
El progreso va más allá y hoy, pareciera que ha alcanzado el mundo de los alimentos, a tal grado que se especula que en unos cuantos años, nuestra manera de alimentarnos sufrirá cambios radicales.
El sitio quo.es, hizo una lista con 10 modificaciones y alternativas que tendremos o tendrán los seres humanos en un futuro muy próximo.
1. Insectos como parte de nuestra dieta. Seguro que si fuiste uno de los que vieron la película "Elisa antes del fin del mundo", pusiste cara de asco cuando "Elisa" (Sherlyn) está a punto de comerse una cucaracha. Si nos vamos a tiempos remotos, es muy probable que los primeros seres humanos que habitaron el planeta, hayan incluido en su dieta a los insectos.
Gene DeFoliart fue un académico de la Universidad de Winsconsin, que desde la década de los 70 propuso criar insectos para consumo, pues además de que son fáciles y económicos de reproducir, poseen diversas propiedades benéficas para el hombre y prácticamente, se puede aprovechar todo de ellos, a diferencia de los animales mamíferos que comemos, que hay partes que se tienen que ir a la basura.
Si pensamos en los cambios climáticos que afectan a la reproducción de ciertas especies y el agotamiento de los recursos naturales, eso de degustar un plato de chapulines, gusanos, moscas, entre otros, no parece tan descabellado que suceda en unos años.
2. Robots como cocineros e impresoras de comida. Aunque no lo creas, según neoteo.com, en Japón la mano humana en la cocina ha sido sustituida por robots, quienes se encargarán, en poco tiempo, de hacer las labores de un chef: cortar verduras, cocinar la comida e incluso, preparar rollos de sushi.
Por otra parte, la Universidad de Cornell y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, han trabajado en conjunto en la creación de Cornucopia, una impresora de comida. Este artefacto lo que hace es almacenar en cartuchos, varios ingredientes para que posteriormente, con tan sólo apretar un botón, los combine y realice platos innovadores en raciones pequeñas y a temperaturas adecuadas, sin que nada se desperdicie.
3. Envases inteligentes. Desde hace unos años, varios investigadores de la industria alimenticia trabajan para mejorar el recipiente que aloja diversos productos, en la búsqueda de que dejen de ser una simple bolsa de plástico o caja de cartón y puedan sacárseles mayor provecho.
Se les denomina envases activos y éstos ejercen una influencia positiva en la comida que guardan, pues participan en su proceso de conservación, eliminan los malos olores y proporcionan algunas sustancias, como colorantes y antioxidantes, para que se conserven en buen estado por más tiempo.
En la actualidad, existen empaques que controlan la humedad o que nos indican si los productos congelados se encuentran aún en buen estado; ahora se busca incluirles un chip que permita saber, antes de comprar, la verdadera fecha de empaquetamiento y en qué condiciones se encuentran.
4. Modificaciones genéticas en animales. Cuando se habla de este tema, nos imaginamos que en los laboratorios experimentan y llevan a cabo las mutaciones más atroces que pudiéramos pensar. En realidad, en lo que los científicos trabajan arduamente, es en realizar mejoras en varios animales para que sus productos sean más benéficos.
Por ejemplo, en los cerdos se está haciendo todo lo posible para que segreguen fitasa, sustancia que haría que absorbieran mejor el fósforo de los alimentos, sacando mayor provecho.
5. Carne hecha en laboratorios. En un par de décadas nos podríamos estar despidiendo de la actividad ganadera, pues los laboratorios son quienes quieren dedicarse a la producción de carne para consumo humano.
A ésta se le denomina "carne de cultivo" y como dice ecogaia.com, se obtiene gracias a la llamada ingeniería de tejidos, proceso que requiere menos energía, agua y dinero, y pensando en los cambios ambientales, es ideal para alimentar a la mayoría de la población en todo el mundo, pues se incrementaría la producción de este alimento en un 96 por ciento al que ahora se realiza.
6. Carne con sensores. Los técnicos en alimentación han propuesto una solución eficaz para que la gente no sufra más de intoxicaciones por ingerir carne en mal estado o contaminada. Se espera que en menos de 50 años, a este producto se le añadan biosensores electroquímicos, los cuales detectarán cualquier alteración de la carne en su composición, haciendo que un filete cambie de color, alerta que nos avisaría que no se puede consumir.
7. Modificación en las dietas basadas en pescados. Varias instituciones coinciden en que varias especies del reino marino, muchas de éstas, base de nuestra alimentación, están en peligro de extinción, o bien, será imposible ingerirlas dado a su alto nivel de contaminación.
Es por ello que los expertos en el tema apuestan que varios pescados que compramos en los mercados serán de granjas marinas, es decir, hacer una pequeña separación del mar, dándole las condiciones necesarias para la cría de las especies.
8. Un menú adecuado a tu genética. Los expertos aseguran que lo ideal es que cada persona lleve una dieta basada en su composición genética y así obtener los mayores beneficios, pues se adapta a las necesidades e incluso, podrían prevenirse algunas enfermedades, ya que cada persona sabrá qué es lo que le conviene comer y qué no.
A este concepto se le denomina nutrigenómica y los datos se obtendrían a partir de un análisis del genoma, y esto a la vez, potenciará el crecimiento de los llamados alimentos funcionales, tales como leche con omega 3, yogures extra calcio, entre otros.
9. Transgénicos contra el cambio climático. Es obvio que dicho fenómeno afectará de manera directa a los campos y por tanto, a la agricultura en general, por lo que aunque mucha gente se resista, no le quedará de otra más que probar alimentos transgénicos que fueron alterados o cultivados con técnicas que los hicieron más resistentes al cambio de temperatura o bien, que contribuyen a la conservación de la tierra.
De hecho, ya se están probando cultivos que no necesiten de pesticidas o insecticidas, lo que genera menos emisiones de dióxido de carbono (CO2), algo que se logra si los productores dejan a un lado las técnicas de producción original.
10. Cultivos verticales. Para como van las cosas, se cree que para mitad del siglo XXI, más del 80 por ciento de la población humana vivirá en ciudades, así que a estudiosos de la Universidad de Columbia se les ocurrió el proyecto de construir en grandes urbes granjas verticales, que permitan que en cada nivel se cultiven distintos alimentos que sacien las necesidades. Según los científicos, estos cultivos funcionarán con base en la agricultura hidropónica, ahorran agua, aprovecharían más la energía solar y emitirán menos cantidad de CO2.
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