Muestras de cristales que se creían eran imposibles de encontrar en la naturaleza pueden haber llegado del espacio, según un estudio.
Los cuasicristales tienen una estructura poco habitual, a mitad de camino entre la de los cristales y la del vidrio.
Hasta hace dos años, los cuasicristales sólo se habían creado en el laboratorio. Posteriormente los geólogos los encontraron en rocas en zonas montañosas de Siberia.
En el PNAS Journal se explica que la química de los cristales rusos sugiere que han llegado en meteoritos.
Los cuasicristales fueron descritos por primera vez en 1980 por el investigador israelí Daniel Schechtman, quien obtuvo el Premio Nobel en Química por el descubrimiento.
Las ideas de Schechtman eran tratadas inicialmente con duda o desdén por algunos de sus pares, quienes pensaron que las estructuras eran "imposibles".
Reglas obsoletas
Los cuasicristales rompieron algunas de las reglas de la simetría que se aplican las estructuras cristalinas convencionales. También exhiben diferentes propiedades físicas y eléctricas.
En 2009, Luca Bindi, de la Universidad de Florencia, en Italia, realizó un informe junto a algunos colegas sobre el hallazgo de cuasicristales en muestras de minerales de las montañas siberianas.
El mineral -una aleación de aluminio, cobre y hierro- demostró que los cuasicristales podían formarse y mantenerse estables bajo condiciones naturales. Pero el proceso natural que creó las estructuras seguía siendo un interrogante.
Ahora, el doctor Bindi, Paul Steinhardt -de la Universidad de Princeton- y otros profesionales sostienen que los tests apuntan a un origen extraterrestre de los minerales rusos.
Ellos utilizaron la técnica de la espectrometría de masa para medir las diferentes formas -o isótopos- del elemento oxígeno contenido en partes de la muestra de roca.
El patrón de los isótopos del oxígeno era distinto a cualquier mineral conocido que se haya originado en la Tierra. En cambio, era más cercano al que en algunas oportunidades se encontró en un tipo de meteoritos conocido como carbonaceous chondrite.
Las muestras también contenían un tipo de sílice que sólo se forma a muy alta presión. Esto sugiere que se formó en el manto terrestre o en un impacto a alta velocidad, tal como ocurre cuando un meteorito choca contra la superficie de nuestro planeta.
"Nuestra evidencia indica que los cuasicristales pueden formarse naturalmente bajo condiciones astrofísicas y mantenerse estables a lo largo de escalas de tiempo cósmicas", explica el quipo del PNAS.
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