viernes, 28 de septiembre de 2012

El calamar vampiro que sobrevive comiendo excrementos

La mayoría de los vampiros prefieren a sus víctimas vivas, pero el calamar tiene gustos diferentes.
La especie Vampyroteuthis infernalis, literalmente, calamar vampiro del infierno, consume plancton muerto, restos de crustáceos y materias fecales.
Se trata del único cefalópodo que no se alimenta de presas vivas.
El calamar vampiro tiene dos largos filamentos retráctiles, que extiende y deja flotando para captar residuos. Restregando los finos filamentos contra su cuerpo, el calamar combina los residuos con el mucus que él mismo segrega para formar pequeñas bolas de alimento, que luego ingiere. Los filamentos pueden ser hasta ocho veces más largos que su cuerpo.
Esta dieta única permite al calamar vampiro florecer en ambientes en que otros depredadores no podrían sobrevivir, explicó Henk-Jan Hoving, del Instituto de Investigaciones del Acuario de la Bahía de Monterrey, MBARI por sus siglas en inglés, en California, Estados Unidos.

Misterio
Hace cerca de 100 años que biólogos marinos atraparon los primeros calamares vampiros. Desde entonces varios investigadores intentaron estudiar el misterioso animal analizando el contenido de su estómago, pero nadie había logrado comprender cómo se alimentaba.
Hoving y su colega Bruce Robison encontraron que el calamar ingiere "nieve marina", como se denomina a los restos de algas y animales que viven en aguas más superficiales y que una vez muertos descienden a las profundidades del océano.
Los vampiros también ingieren excrementos de animales pequeños como el krill y mucus de otros organismos.
Además de analizar los contenidos de los estómagos de calamares en colecciones de museo, los investigadores utilizaron vehículos operados en forma remota para recoger especímenes vivos y estudiar sus hábitos en el laboratorio.
También examinaron más de 170 grabaciones, cerca de 23 horas de filmación, realizadas durante misiones exploradoras con vehículos operados a distancia en los últimos 25 años.

Cazadores pasivos
Al examinar los filamentos bajo el microscopio, Hoving y Robison encontraron que estaban cubiertos de diminutos pelos y una densa red de nervios, por lo que eran extremadamente sensibles al tacto.
Los investigadores señalan en el estudio que estos filamentos probablemente son "órganos multisensoriales desplegados para detectar y capturar materia y detritos y al mismo tiempo detectar la presencia de depredadores y posiblemente presas".
La dieta del calamar vampiro no es muy nutritiva, pero este cefalópodo tiene adaptaciones que le permiten sobrevivir.
No debe gastar energía persiguiendo presas, sino que simplemente extiende sus filamentos para recoger la materia flotante que cruza su camino. Tampoco debe evadir depredadores, porque vive con niveles muy bajos de oxígeno a grandes profundidades, en las que muy pocos animales logran sobrevivir.
Hoving y Robison afirman que "por estas adaptaciones únicas, el calamar vampiro puede habitar en forma permanente y exitosa zonas de oxígeno mínimo, en las que escasean los depredadores y abunda la comida".
El estudio fue publicado en la revista de la Academia de Ciencias del Reino Unido, Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences

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