lunes, 3 de septiembre de 2012

Dinamarca innova con tumbas de alta tecnología

Dorthe Frydenlund carga un ramo de flores mientras camina por un cementerio en Roskilde, Dinamarca, para recordar a su padre, Bent, quien falleció hace unos meses.
Ella es una de las personas que está innovando en la forma como se conmemora a los muertos, pues cerca de las flores coloridas que descansan sobre la tumba hay un chip que se conoce como un código de respuesta rápida o código QR.
Nikolai, el hijo de Frydenlund de 14 años, tiene un teléfono inteligente con un programa para leer esos códigos, que descargó de internet de manera gratuita.
Nikolai se arrodilla, escanea el código e instantáneamente aparece en su pantalla una foto de su abuelo con un resumen de su vida.
"Como familia significa mucho estar acá y sentir la necesidad de conmemorar a papá", dice Dorthe Frydenlund.
El chip es "una oportunidad para que otras personas conozcan su historia de vida. Es una buena forma en que mi hijo puede recordar a su abuelo".
Los códigos QR, que valen unos US$123, son capaces de albergar audio y video y pueden ayudar a mantener vivo el legado del fallecido de manera creativa.

"Gran potencial"
El productor de lápidas más grande de Dinamarca cree que los chips pronto serán parte del proceso de muerte tanto como escribir un testamento o expresar la última voluntad.
Su director, Niels Kristian Nielsen, cree que los códigos ayudarán a mejorar los ingresos tanto en ese país como en el extranjero.
"Creo que todos los escogerán. Vemos gran potencial en todos los países", dice Nielsen.
"Es una buena forma de contar la historia de una persona. Y todos tenemos una historia. El granjero, el director, todos tienen una historia. Y también hace que una visita al cementerio sea mucho más interesante".
En el pueblo cercano de Holbaek, el consejo de la iglesia compró varios chips para recordar a algunas personalidades locales, como un ex alcalde y el fundador del partido político Venstre, quien murió hace décadas.
El consejo también pretende vincular obituarios a las tumbas de monjes que vivieron en un monasterio en las afueras del pueblo.
La directora del consejo, Hanne Korsby, dice con entusiasmo que los códigos serán una herramienta importante para preservar la historia local.
"Creo que la historia se olvidó", dice. "Pero hay muchas personas que son importantes".
"Pienso que es relevante que la siguiente generación tenga esta memoria".
Así que si esta tendencia se expande, los cementerios -esos oasis de tranquilidad y reflexión- no serán más un lugar exclusivo para los afligidos sino que también servirán a los curiosos que quieren saber más sobre quienes descansan en paz.

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