- ¡Bonitas horas de llegar!
Y Luis le dice:
- Pero si son las 11.
Y María le dice:
- ¡Estás muy equivocado, para tu información son las 6 y 5!
Y Luis le contesta:
- ¿Y 6 y 5 no son 11?
LADRONES
Un hombre entra a un restaurante y le pide al camarero el menú del día. El camarero le entrega la hoja donde se puede ver que es un menú bastante caro, y le pregunta al camarero:
- Oiga, ¿Y aquí no hacen descuento a los colegas?
- ¿Pero, usted también es camarero?
- No, también soy ladrón.
EL NIÑO Y EL CURA
Cierto día un niño huérfano estaba llorando en la puerta de una parroquia, al rato sale el cura y le pregunta:
- Hijo mío, ¿por qué lloras?
El niño entre lágrimas le dice:
- Es que acabo de perder un dólar.
- Ya, ya no llores, le dice el cura, te voy a regalar un dólar.
El niño coge el dólar y lo mete a su bolsillo. El cura entra nuevamente a la parroquia para tener la misa de costumbre y escucha un llanto de niño, el cura sale enfurecido y encuentra al mismo niño llorando y le dice:
- ¿Y ahora por qué lloras?
Y el niño le responde:
- Padrecito, si no hubiera perdido mi dólar ahora tendría dos.
¡POS NO!
Si un hombre puede lavar 100 platos en una hora. ¿Cuántos platos pueden lavar cuatro hombres en el mismo tiempo?
Ninguno, porque se van a sentar en el sala a ver el partido de futbol.
CONOCEDOR
Iba un señor por la acera, cuando otro señor le pegó, el golpeado le preguntó:
- ¿Usted por qué me pega si yo no lo conozco?
Y él respondió:
- Por eso, para que me vaya conociendo.
ATEOS
Se encuentran dos ateos y le dice uno al otro:
- Estuve el otro día en la biblioteca y me saqué un libro que se titula: la biblia.
- Y ¿de qué trata?
- Pues trata de un tal Jesucristo, que tenía un amigo que se llamaba Lázaro. Un día se murió su colega, él estaba de viaje y le llamaron. Para cuando llegó ya llevaba tres días muerto. Así que abrió el sepulcro, le tomó el pulso, la respiración, le hizo masaje cardíaco, electroshock, llamó a una ambulancia, le llevaron a un hospital, le pusieron suero... y lo resucitó.
Y dice el otro:
- ¡Pues no me lo creo!
- ¡No es broma! ¡Pero si te lo cuento como viene en el libro...!
EL PERICO
Estaba una vez un par de amigos platicando, uno de ellos le comentaba al otro:
- Sabes, me he sentido muy deprimido, he pensado incluso en el suicidio.
- Pero, cómo, si estás en la plenitud de tu vida.
- No lo sé, es que no tengo con quien platicar y me siento bastante solo.
- Lo que necesitas es eso precisamente, compañía.
El amigo que daba el consejo era dueño de una tienda de mascotas y le dice:
- ¿Por qué no te llevas uno de mis loros, son muy parlanchines y en unos días no te sentirás sin compañía?
- Me parece bien.
- Pero yo no sé nada de aves.
- No creo que te confundas, no tengo tantos pájaros, adiós.
- Bueno, adiós.
El deprimido entró entonces y tomó la primer ave que vio sin saber que lo que llevaba no era un perico sino un búho. Días después se volvieron a encontrar ambos amigos:
- ¡Hola! ¿cómo estás? ¿cómo te ha ido con el perico?
- Pues bastante bien.
- ¿Ya te ha empezado a hablar?
- Pues hablar, hablar, lo que se dice hablar, no, pero vieras que atención me pone el condenado.
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