lunes, 30 de julio de 2012

Los "Big Ben" y las "Torres de Londres" que no pasaron de ser un sueño

El paisaje de Gran Bretaña está salpicado por una serie de edificios icónicos -como el palacio de Buckingham, la torre del Big Ben o el castillo de Edimburgo- que hacen que la isla sea fácilmente reconocible incluso para aquellos que nunca la han visitado.
¿Pero cómo se vería si se hubiesen llegado a construir algunos de los ambiciosos proyectos arquitectónicos que quedaron en el tintero?
La Extra le presenta cinco edificios que por una u otra razón nunca llegaron a materializarse.

Catedral católica de Liverpool
El arquitecto Edwin Lutyens recibió una comisión para construir una nueva catedral católica en Liverpool en 1929. El edificio iba a ser monumental.
"(La catedral) iba a ser 18 metros más alta que la basílica de San Pedro en Roma. Hubiese tenido el doble de altura que la catedral de San Pablo en Londres", explica Anthony O'Brien, Deán de la Catedral Metropolitana de Liverpool, emplazada en el sitio reservado para el proyecto original.
Lutyens tenía previsto construir un edificio enorme de ladrillos y granito, coronado por una cúpula de 155 metros de altura en uno de los sitios más elevados de la ciudad.
"Para financiar el edificio se les pidió a los feligreses que contribuyesen en la recaudación de fondos donando sus joyas y objetos de oro", cuenta Geraldine Judge, trabajadora comunitaria de Liverpool
Los trabajos de construcción comenzaron en 1933 con la cripta y hasta ahí llegaron.
¿Por qué se frenaron las obras?
El costo era prohibitivo, pero la edificación se detuvo cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Con el avance del conflicto, Lutyens fue perdiendo el interés y cuando falleció, en 1944, el gran proyecto se abandonó por completo.

Gran avenida de Edimburgo
El puente sur de Edimburgo es una calle muy transitada repleta de tiendas de productos baratos. Esta calle dista mucho de ser lo que alguna vez soñaron los arquitectos en los albores de 1780: una grandiosa avenida para dar la bienvenida a los visitantes de una de las ciudades más importantes del Siglo de las Luces.
Diseñada por Robert Adam, uno de los grandes arquitectos del siglo XVIII, la avenida tenía previsto incluir salones de té, columnatas y lujosas mansiones.
Aunque el proyecto nunca se terminó, algunas partes llegaron a construirse.
Adam quería crear una de las calles más hermosas de Europa.
¿Qué pasó?
A pesar de ser un profesional reconocido, se había ganado también una reputación por pasarse del presupuesto.
"Era un poco irrealista pensar que alguien iba a tener el dinero para pagar por su proyecto", dice el curador Fraces Sands.
Las autoridades de la ciudad sabían que podían conseguir algo por menos dinero, añade Gordon Brown, del Edinburgh World Heritage.
"Querían algo útil más que algo grandioso. Buscaban algo funcional como un viaducto con casas y tiendas que pudiesen alquilarse para obtener una renta".
"El esquema de Adam no se llevó a cabo, pero el patrón todavía sobrevive y algunos elementos de ese plan son visibles todavía en Edimburgo. La plaza Hunter y la calle Blair son un atisbo de lo que pudo haber sido", cuenta Brown.

Palacio de Whitehall de Inigo Jones
Imagínese una residencia para un monarca en Londres que haga parecer al Palacio de Buckingham una casita de juguete.
Y es que el proyecto de esta residencia que no llegó a edificarse era de una ambición desmedida.
Su promotor fue Inigo Jones, el primer arquitecto británico en diseñar al estilo clásico.
El plan de Jones era crear un palacio enorme en pleno centro de Londres.
La primera parte de la obra -la casa de los banquetes- fue construida en 1622 y todavía existe en la calle Whitehall, cerca de la plaza de Trafalgar.
"Fue el primer edificio en Inglaterra en el que se aplicaron de forma correcta las reglas de la arquitectura clásica", explica Simon Thurley del English Heritage.
"La casa de los banquetes es lo suficientemente grande como para albergar una terminal de autobuses. Allí puede entrar un autobús de dos pisos y eso representa menos del 5% de lo que Jones quería construir", dice Thurley.
¿Por qué no se terminó?
Durante la primera época de su reinado, el hijo y sucesor de James I, Charles I, quería continuar con el proyecto iniciado por su padre pero no consiguió recaudar fondos.
"El rey vivía peleándose con el Parlamento para conseguir financiación, y eso fue lo que finalmente provocó la Revolución de Inglaterra de 1642", cuenta el historiador Michael Leitman.
"Lo que resulta increíble es que Charles I estaba tratando de construir semejante palacio en momentos en que se estaba gestando una guerra civil, cuando todo a su alrededor estaba colapsando", comenta Thurley.
"Charles I Fue capturado y encerrado en el Castillo de Carisbrooke, en la isla de Wight y desde allí, con ayuda de Jones siguió diseñando el palacio".

La pirámide de la muerte de Londres
Hoy día, Primrose Hill, en el norte de Londres es un parque con unas vistas maravillosas de la ciudad.
Pero en 1829, para solucionar la falta de espacio para enterrar a los muertos en la capital, el arquitecto Thomas Wilson planificó para ese lugar la construcción de un mausoleo en forma de pirámide con una capacidad de hasta cinco millones de cuerpos.
Wilson quería emplazar una pirámide de 94 metros en una superficie de 7 mil metros cuadrados.
"Wilson se imaginaba que la gente viajaría hasta allí para admirar y disfrutar de este enorme monumento. Pero creo que la gente lo hubiera percibido como un aparcamiento gigante para los muertos", dice la experta en el tema Catharine Arnold.
El diseño en forma de pirámide está inspirado en el estilo egipcio, muy de moda en esa época.
¿Por qué se abandonó la iniciativa?
"Hubiese sido monumental, pero grotesco", señala el escritor Simon Jenkins.
"La opinión pública hizo que el proyecto se frenara. Ganaron los argumentos a favor de mantener despejado el sitio que hoy día se ha convertido en uno de los parques más populares de Londres", añade.
También se temía que el peso del edificio provocase un hundimiento en la colina.
Cuando se construyó finalmente el cementerio de Highgate en 1829 -donde están enterrados Carlos Marx y Lucian Freud entre otros- el proyecto fue abandonado por completo.

Torre de McCaig, en Oban, Escocia
Fue planificada por un empresario local para convertirse en la versión escocesa del coliseo romano.
Las obras comenzaron en 1896 y nunca llegaron a completarse.
Lo que queda hoy es un coliseo gótico sin terminar en una colina que mira a un pequeño puerto de Escocia.
"Es un proyecto de vanidad personal. McCaig tenía pensado llenar este coliseo de estatuas de sí mismo y su familia y no con héroes escoceses", dice Johnny Roger, de la Escuela de Arte de Glasgow.
Pero McCaig también era un gran filántropo y quería darle trabajo a los albañiles y artesanos locales en momentos en los que había un alto índice de desempleo.
¿Qué ocurrió?
McCaig falleció en 1902 y la obra se detuvo.
El arquitecto dejó cerca de US$90 mil (unos US$9 millones hoy día) en su testamento e instrucciones para que los trabajadores locales completasen la torre.
Su hermana no quiso que se terminase el edificio y apeló el testamento con éxito. El juez decretó que la torre no podía construirse alegando que el público no tendría acceso a ella.

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