El fuego en el Estadio Olímpico de Londres tuvo que ser apagado para poder trasladar el pebetero, que había sido encendido en el centro del campo durante la ceremonia inaugural.
Aunque la ubicación de la antorcha fue una de las sorpresas mejor guardadas de los Juegos, muy pronto surgieron críticas debido a que la llama olímpica solo podía verse por aquellos afortunados que entraran al estadio y no desde el exterior.
Por eso, se decidió que una imagen de la llama será proyectada sobre el techo del estadio.
Thomas Heatherwick, quien designó el pebetero, dijo que "existe el precedente de 1948 en el que éste fue ubicado en el centro del estadio (...) con la tecnología que ahora tenemos y que no existía en 1948 podemos compartirlo con todo el mundo en el complejo olímpico a través de pantallas".
La directora de comunicación de Londres 2012, Jackie Brock-Doyle, dijo que el fuego permaneció prendido en un farol mientras se movió la estructura de 204 pétalos.
El encargado de encender nuevamente el pebetero fue Austin Playfoot, de 82 años, quien fue uno de los 76 portadores de la llama en los Juegos de Londres de 1948
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