Papúa, Nueva Guinea.- Según indica este viernes el periódico local The National, unas mil personas componen la secta caníbal, que fue creada para combatir a los brujos acusados de malas artes.
Sucede que la creencia en la brujería es relativamente común en Papuasia-Nueva Guinea, donde muchos pobladores suelen consultar a los "sangumas" por distintos temas, como una enfermedad, la muerte o problemas económicos. La consulta a un brujo cuesta unos 387 euros, además de un cerdo y un saco de arroz. Pero algunos no se limitan a lo material y piden tener relaciones sexuales con alguna mujer de la familia del consultante.
"Es contrario a nuestra ética tradicional y a nuestra moral que un brujo se acueste con la esposa o la hija de un hombre (que recurre a sus servicios)", explicó al diario uno de los dirigentes de la secta, en la región de Tangi, provincia de Madang, en la costa noreste. "Era nuestro principal reproche y nos condujo a formar un grupo para atrapar a estos brujos", añadió.
The National reporta que ese grupo formado por "diferencias éticas" con los brujos habría matado a siete personas en los últimos tres meses con una serie de cuchillos a los que les atribuyen poderes sobrehumanos.
"Comimos cerebros crudos y llevamos partes de sus cuerpos, como el hígado, el corazón, el pene y otras a la "hausman" (la vivienda de los hombres en el pueblo) para que nuestros jefes creen poderes a partir de ellas", explicó uno de los miembros detenidos.
Sin embargo, The National cita a un experto que explica que esa práctica no es normal entre los hausman. "Es una locura total y el canibalismo (de este grupo) va mucho más allá de la cultura tradicional", declaró.
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