La respuesta es sí. Pueden tener más fuerza o habilidad en el ojo izquierdo -o derecho-, o en una pata más que en la otra.
En los años 30 los loros eran alimentados con zanahorias o manzanas que agarraban con una de sus dos patas. El 75% utilizaba la pata izquierda. Los peces tienden a esquivar a sus depredadores por la izquierda o la derecha, utilizando su mejor ojo para evitar la amenaza.
Las ballenas jorobadas prefieren emplear el lado derecho de sus mandíbulas cuando se alimentan.
Los perros y los gatos también tienen preferencias. En un estudio llevado a cabo en Belfast, Irlanda del Norte, un equipo de psicólogos pasó varias semanas jugando con 42 gatos.
Si bien los animales usaban ambas patas durante los juegos más simples, tendían a usar su favorita para las tareas más difíciles.
Las hembras tendían a favorecer la derecha, mientras que los machos la izquierda.
Los perros se comportan de modo similar a menos que están castrados o esterilizados, lo cual hace pensar que las hormonas están vinculadas a la preferencia de una pata u otra.
¿Cuál es el mejor calmante?
Cuando la gente siente dolor de cabeza o cualquier otro tipo de dolor agudo, recurre por lo general a una de estas tres medicinas que se consiguen facilmente en la farmacia: aspirina, paracetamol o ibuprofeno.
¿Pero cuál funciona mejor? Un estudio reciente liderado por el doctor Andrew Moore de la Unidad de Investigación sobre el Dolor del Hospital Churchill, en Oxford, Inglaterra, concluyó que la aspirina sólo le funciona a entre un 35% y un 40% de la gente, el paracetamol al 45%, mientras que el ibruprofeno ofrece buenos resultados a un 55%.
El porcentaje aumenta entre un 5% y un 10% si a estos medicamentos les añadimos 100mg de cafeína.
Según el doctor Moore, los mejores resultados surgen de la combinación de 500mg de paracetamol, 200mg de ibuprofeno, sumados a una taza de café bien cargado. Moore aclara que, si el dolor es recurrente, es importante consultar a un médico.
¿Por qué los seres humanos lloran?
Lo hacen ya sea por razones emocionales o para limpiar el ojo de polvo, insectos, o agentes lacrimógenos, que son sustancias químicas que nos hacen llorar.
Cuando cortamos una cebolla, sus enzimas se mezclan con otros compuestos y producen una gas llamado sulfóxido de tiopropanal, que reacciona con las lágrimas y forma ácido sulfúrico.
Esta irritación alerta a los sistemas del cerebro que le informan a las glándulas lagrimales que formen lágrimas para limpiar el ojo.
Estas son lágrimas reflejo, que también surgen por la tos o el bostezo.
Las lágrimas emocionales son diferentes. Tienen más prolactina, hormona adrenocorticotropa y encefalina (un calmante natural).
Partes del sistema límbico del cerebro -incluyendo el hipotálamo- controlan las respuestas como el miedo, la furia o la tristeza, y este sistema le puede indicar a las glándulas lagrimales que produzcan lágrimas.
Lo que sí es difícil saber es por qué los seres humanos lloran por motivos emocionales. La razón puede ser social. La visión borrosa por las lágrimas y el llanto desconsolado son un signo de debilidad y de necesidad. Y, además, llorar puede hacer que la gente se acerque entre sí para dar y recibir consuelo.
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