lunes, 13 de febrero de 2012

PERFECTO
Estaba María Félix en una fiesta; en eso llega Thalía y se presenta:
- Señora, señora, yo soy Thalía y he hecho grandes telenovelas.
- Me parece perfecto -le contesta la Doña con indiferencia.
- Además, yo he viajado mucho. En Indonesia me coronaron la emperatriz de la belleza.
- Me parece perfecto.
- Pero, dígame, ¿y usted que ha hecho? -inquiere la señora Mottola.
- ¡Pues mira, yo también soy regia, me he esforzado por educarme; me he cultivado. Antes yo decía 'tenedor' hoy digo 'cubierto'; antes decía 'pasto' hoy digo 'césped'. Es más, antes yo decía: ¡Me vale madre! Hoy digo: Me parece perfecto.

IMPULSO SEXUAL
- Padre, perdóneme porque he pecado.
- Dime, hija, ¿cuáles son tus pecados?
- Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.
- ¿Cómo es eso, hija?
- Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé como describirlas...
- Hija, por favor, que también soy un hombre...
- Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.
- Bueno hija, ¿y cómo son esas sensaciones?
- No sé cómo explicarlas. Por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.
- ¿En serio?
- Sí, quiero relajarme y quedarme tendida...
- Hija, ¿tendida cómo?
- De espaldas al suelo, hasta que se me pase la tensión...
- Y ¿qué más?
- Siento como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.
- ¿Y qué más?
- Como que espero un poco de calor que me alivie...
- ¿Calor?
- Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer...
- ¿Y cuán frecuente es esa tentación?
- Permanente, padre. Por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio...
- ¡Hija!
- Sí, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito...
- ¿Por ejemplo yo?
- Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar.
- Perdóname , hija mía, pero necesito saber tu edad...
- Setenta y cuatro, padre.
- ¡Ay, hija, vete en paz y no estés jodiendo; lo tuyo es reumatismo!...

A MATAR
Todos los días pasaba por una casa un repartidor de periódicos, el cual siempre que entraba al patio delantero a dejar el periódico, encontraba a un niño que lo esperaba, y con la mano y el dedo apuntándole, le hacía:
¡Pum, pum, pum! Simulando disparos contra el repartidor.
Esto era cosa de todos los días, todos los días. Pero un día el repartidor dijo:
- Ah no, hoy le voy a seguir el juego, porque ya me tiene cansado que todos los días me dispare, aunque sea de mentiras.
Entonces, llega al otro día, entra al patio, y observa que el niño está en el techo, entonces el repartidor le apunta con el dedo y dice:
¡Pum, pum, pum, y pum!
Cae el niño al suelo desde el techo, y entonces el repartidor asustado corre hacia él, y le dice:
- Niño, niño, ¿estás bien?
El niño le responde medio inconsciente:
- ¡Yo nunca te tiré a matar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario