jueves, 2 de febrero de 2012

De policía a bailarín exótico

"Me encanta como el pole-dancing ha tonificado mis músculos y mejorado mi sentido del ritmo", Gong Yifei

Beijing, China.- No es todos los días que un policía abandona su empleo para convertirse en profesor de pole-dancing, baile de barra o de caño como se conoce en otros sitios.
Y eso es precisamente lo que ha hecho Gong Yifei, un chino de 24 años, que le gustaría que esta modalidad de baile sea respetada como un arte.
Gong Yifei entrena en el "Luolan Pole Dancing Club" en Pekín, la primera y más grande cadena de escuelas de pole dancing de China.
Cuando uno entra al piso del centro comercial donde está situada la academia, verá un grupo de mujeres y un hombre. Es Gong Yifei, el único varón.
"Tengo 24 años y amo el baile de la barra desde que era un niño", explica. "Pero tomar lecciones no era una opción. Sólo empecé a practicarlo de adulto después de ver un anuncio de Luolan."

Del campo de batalla a la barra
Antes de entrar al mundo del pole-dancing Gong Yifei llevaba una vida que no podía ser más diferente.
A los 18 años se unió al ejército y desde allí le enviaron a entrenarse como agente de policía armado.
Allí mostró potencial en las operaciones de rescate de rehenes y fue promocionado a líder de escuadrón.
Gong dice que su decisión de abandonar el campo de batalla por el baile de barra dejó perplejos a sus profesores. No obstante su padres se han mostrado muy comprensivos y le han apoyado en todo momento.
Entrenar a un nivel alto en este tipo de baile es extremadamente riguroso y requiere mucha disciplina.
Los estudiantes pasan la primera hora estirándose antes de dedicar otra a fortalecer su cuerpo. La siguiente media hora es más fácil, se dedican a trabajar en sus propias ideas para movimientos de danza.
Sólo después de dos horas y media comienza la rutina de la coreografía.
Después de eso, es hora de volver a trabajar en la fortaleza, la flexibilidad y la práctica de movimientos específicos en la barra.
Los estudiantes terminan su sesión a las ocho y media de la noche.
Aquellos que se lo toman en serio, siguen este régimen durante un total de cuatro incansables meses.

"Aceptar y respetar"
"Me encanta como el pole-dancing ha tonificado mis músculos y mejorado mi sentido del ritmo", dice Gong.
"No hay razón para pensar que los hombres somos inferiores a las mujeres a la hora de bailar, especialmente cuando nos referimos a la danza de la barra donde la fortaleza masculina es vital tanto como la flexibilidad femenina."
A pesar de que las academias como Luolan están apareciendo en todo el país, pole-dancing es todavía visto como una novedad atrevida.
Gong culpa a los prejuicios por la imagen de actuación erótica, sólo apta para personas de reputación dudosa, que tiene esta modalidad de danza.
Por eso no tiene planes de actuar en público. Además no existe mucho mercado para los bailarines de pole-dancing, sólo unos cuantos bares de las grandes ciudades utilizan bailarines varones.
Pero eso no es un obstáculo para Gong, que tiene planes más ambiciosos.
Su meta es la de lograr un certificado que le permita entrenar a otros entusiastas.
Gong no cree que pueda ser capaz de hacer ganarse la vida sólo con el pole-dancing. Por el momento depende de sus padres y su dinero. Sabe que tendrá que buscarse un trabajo para complementar lo que saque de su trabajo parcial como profesor de baile de barra.
"Espero que más gente aprenda a aceptar y respetar el arte del baile de barra", dice.
A pesar de que está muy orgulloso de su entrenamiento como agente de policía, no tiene planes para regresar a su puesto en las fuerzas de seguridad.

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