Cuántas veces habremos escuchado frases del tipo "por amor daría mi propia vida" o "una demostración de amor puede ganar una guerra"… y es que bajo estas ideas se basó uno de los ejércitos más poderosos que existieron en la Antigua Grecia.
Hoy en día, gracias a la bibliografía que dejó escrita el historiador Mestrio Plutarco, podemos conocer un sinfín de hechos acontecidos en una época en el que las batallas por conquistar nuevas naciones era una rutina diaria. Las ciudades-estado, que componían lo que hoy conocemos como Grecia, se disputaban cada palmo de terreno y para defenderse de los ataques enemigos creaban potentes ejércitos de élite.
Posiblemente el más conocido de todos fue el ejército espartano, el cual estaba compuesto por los soldados más disciplinados y entregados a la causa que, probablemente, haya dado la historia.
Pero otra ciudad pretendía conseguir la hegemonía de poseer el más bravo y perfecto ejército de cuantos había en la región: Tebas, cuyos intereses políticos pasaban por la conocida enemistad con Esparta.
El militar de origen noble Górgidas fue el encargado de formar un batallón cuya disciplina y entrega fuese similar a la que un siglo atrás tantos triunfos dio al rey Espartano Leónidas. Con la excepción de que el Batallón Sagrado de Tebas estaría compuesto por 150 parejas de soldados homosexuales, cuyos vínculos sentimentales reforzarían el compromiso de estos a la hora de luchar.
Cada pareja estaba compuesta por un hombre adulto y un joven iniciado (muy común en la época este tipo de uniones). El veterano, conocido como Heniochoi o conductor instruía al joven pupilo, que era llamado Paraibatai (compañero), no solo en las artes amatorias sino en las estratégicas dentro de un campo de batalla.
Plutarco relató cómo dos miembros de un mismo batallón, si existía una relación sentimental entre ambos, lucharían incansablemente para ser dignos del amor y respeto de su pareja, no queriendo quedar avergonzados ante los ojos del amado. Por ese motivo, la entrega y lucha llegaría al límite. Si uno de los dos moría durante la batalla el otro lo vengaría ferozmente.
Y así ocurrió, siendo a lo largo de más de tres décadas (tiempo en el que no perdió ni una sola batalla) el conjunto militar más potente, desbancando incluso al espartano.
Pero su única derrota llegaría en la conocida batalla de Queronea en la que la estrategia utilizada por Filipo II de Macedonia junto a su hijo Alejandro Magno pudo con el batallón más insigne de su época.
Mientras el resto del ejército tebano huyó, las 150 parejas que componían el Batallón Sagrado de Tebas permaneció firme y luchando hasta el último instante, a pesar de que se veía claramente su trágico final.
El propio Filipo, tras la victoria, reconoció el enorme mérito y valentía de ese grupo de hombres que se defendieron férreamente hasta el último momento.
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