Cuando vas al cine a ver una película y el momento más espeluznante es cuando una niña con apariencia andrajosa, de piel pálida y sonrisa burlona baila bajo una lluvia de sangre, de seguro salen con una sensación de haber visto algo muy perturbador. ¿Cómo es posible que una niña de 8 o 9 años de edad pueda ser la representación de la maldad como "Alessa Gillespie" (Jodelle Ferland) en la película de Silent Hill?
Hay infantes que interpretan papeles muy bien caracterizados siendo las encarnaciones del mal y causan un efecto incómodo al espectador.
La primer película que recuerdo que me hizo sentir miedo al ver a un niño hacer maldades fue la del Cementerio de mascotas de Stephen King, cuando el pequeño "Gage", de 4 años, es poseído por el alma rencorosa de la hermana de su mamá, quien había muerto por una horrible enfermedad, y toma un bisturí y se esconde mientras ríe... ¡Da escalofríos!
Otra película es Veneno para las Hadas, donde una pequeña de 10 años convence a su compañerita solitaria de que ella es una bruja y que necesita de sus servicios para completar sus labores, que cada vez se van haciendo más y más raras y violentas.
Me topé por curiosidad un título, Yulenka, que cuenta la historia de un profesor de universidad que desea bajarle al ritmo laboral, por lo que toma un puesto de maestro titular de un grupo en escuela de un pueblo. Todo va bien hasta que la pequeña "Yulenka" muestra un comportamiento fuera de lugar, no juega en los recreos, tiene una mirada maliciosa y sus ojos son vacíos, pero ocultan lo que el slogan de la película indica: "No juega con muñecas sino con vidas humanas."
Otra recomendación es una del año 1966, llamada Quién puede matar a un niño. Trama parecida a la de Los niños del maíz, pero ubicada en España.
Dakota Fanning se hizo de reputación a corta edad interpretando papeles con los más famosos. Una de sus actuaciones, junto con Robert De Niro, fue en Hide and Seek; donde un padre psiquiatra pierde a su esposa y decide irse de Nueva York junto con su hija, a un área menos transitada para olvidar el dolor. Todo anda bien hasta que su pequeña hija se hace de "Charlie", su extraño amigo imaginario que le dice cosas muy íntimas y nada comunes.
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