Tim Kirk no era más que otro niño aburrido que un día decidió transformar el contenido de su chanchito de ahorros en un proyecto de arte. Así, con un esmalte de uñas de su madre, pintó sus iniciales en las monedas. Según recuerda Kirk, esas monedas pintadas sirvieron para comprarse unos caramelos unos días después. Por supuesto, al poco tiempo, Tim se olvidó de su pequeño proyecto... hasta hace una semana.
De alguna manera, el destino hizo que una de esas moneditas vuelva a sus manos. Al vaciar sus bolsillos luego de llegar a su casa, Tim identificó a una de ellas entre el cambio que había recibido ese mismo día en una compra de supermercado.
Emocionado, Tim declaró que no tiene pensado gastar la moneda. Al menos por el momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario