México, DF.- Se cree que surgió en Inglaterra, pero es en países como Australia que se ha puesto de moda y lleva poco tiempo en México.
Una o varias personas se toman una foto en posición de tabla (plank, en inglés), generalmente boca abajo, tieso, con los brazos estirados y pegados al cuerpo, piernas y pies juntos.
Y luego se sube la imagen a Internet para que otros usuarios la vean, comenten y pongan las suyas.
El objetivo es divertirse. ¿El lugar? El piso de casa, arriba de dos sillas, un sofá, el techo de una casita de niños en el jardín, escaleras, las jorobas de dos camellos, la rama de un árbol, la pala de un tractor, con o sin tierra.
Todo depende de la creatividad. Ya famosos como la cantante estadunidense Katy Perry se han sumado a la moda.
Ella lo hizo sobre el techo de un yate y subió la imagen a Twitter. Precisamente esta foto fue el primer contacto que tuvo con el planking el mercadólogo Carlos Campuzano, le pareció divertido y luego ya empezó a hacerlo.
La fiebre se extendió a amigos y familiares, entre quienes se cuenta su hermana Verónica. “No tiene mayor ciencia. Si lo haces en el suelo no demanda capacidad física, pero si es recargado en una silla, igual sí en el abdomen o en la espalda baja”, explica Carlos, “es adictivo, hasta que lo haces te causa más gracia”.
El diseñador industrial
Andrés Ocejo también es parte de este fenómeno: “el lugar más raro en el que me he subido es un mostrador de Interjet. S
e siente adrenalina porque la gente alrededor se queda con cara de ‘¿este cuate qué onda?, ¿está loco o qué?’ Y se me hace una cosa chistosa, además de que lo que sí está bien es que con las redes sociales lo puedes compartir, más gente lo ve.
Porque si lo haces y nadie lo ve no tiene mucho chiste. Todo el mundo se entera, te comenta”. “Es raro que algo tan absurdo y ocioso, y que sin el patrocinio de ninguna marca y sin apoyo de medios masivos de comunicación, sea tan popular como para que la gente lo conozca de lado al lado del mundo”, opina Ana Diego, diseñadora industrial practicante de planking.
En tanto que para la doctora Teresa Márquez Chang, coordinadora del Servicio Departamental de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, este fenómeno es una muestra de carácter democrático, ya que al no necesitarse más que el propio cuerpo, tiene el poder de convocar a todas las clases, géneros y edades.
“Si decido intervenir el espacio con mi cuerpo desacralizando y hasta ridiculizando espacios sagrados, institucionalizados o emblemáticos de una cultura, estoy creando nuevas lecturas de esos espacios.
Y si hago que me tomen una fotografía mientras intervengo el espacio con mi cuerpo, para después subirla a red, estoy presentándome ante los demás no como un simple y pasivo visitante que “estuvo ahí” y se fotografió con el fondo de alguna ruina o monumento famoso, sino como alguien que transformó ese espacio y encima ¡se divirtió!”, comenta Márquez Chang.
Aunque, como en otras prácticas, existen quienes lo realizan de forma peligrosa y su objetivo es tomarse fotos que implican cada vez lugares con más riesgo.
Como fue el caso de un joven australiano que, recientemente, murió al caer -a las cuatro y media de la mañana- de un séptimo piso, luego de perder el equilibrio al tratar de acostarse en el barandal de un balcón ¡con menos de 10 centímetros de ancho!
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