El análisis de las cápsulas arrojó que su contenido coincide en un 99.7 por ciento con el ADN humano, según medios surcoreanos
Beijing, China.- El ministerio de Salud chino inició la semana pasada una investigación oficial sobre el presunto uso de fetos humanos y cadáveres de bebés en laboratorios farmacéuticos clandestinos.
Fueron medios surcoreanos quienes alertaron por primera vez, a principios de agosto, sobre la existencia de "fórmulas energéticas" preparadas con restos humanos.
Según reconstrucciones periodísticas, las píldoras entraron a Corea del Sur procedentes del norte de China.
Análisis llevados a cabo en Seúl indican que los polvos que contienen las cápsulas coinciden en un 99.7 por ciento con el ADN humano.
La investigación realizada por los reporteros surcoreanos lleva directamente hasta la provincia de Jilin, fronteriza con Corea del Norte, donde se estarían fabricando las citadas pastillas y desde donde se organiza la distribución.
Por precios que rondan los siete dólares la unidad, las "cápsulas energéticas" eran comercializadas en Seúl como un remedio para mejorar el sistema inmunológico y aportar energía al organismo.
La noticia ha generado un enorme revuelo, tanto en Corea del Sur como en China, donde miles de personas han expresado su repugnancia en foros digitales.
Médicos consultados por medios chinos aseguran que los restos de fetos y bebés no tienen ninguna utilización médica, que nunca se han utilizado y que carecen de propiedades especiales.
"Es una locura y un sin sentido", resumió la doctora Xia Yun, experta en medicina tradicional del Hospital Popular de Shangai.
La ley china, por otra parte, considera los fetos como cadáveres, recomienda su cremación y prohíbe explícitamente cualquier tipo de transacción comercial.
La prensa oficial china ha intentado quitar importancia al hecho, sugiriendo que podría ser todo una invención de los periodistas surcoreanos y aventurando que las pastillas podrían estar elaboradas con placentas de embarazadas y no con restos de fetos.
Lo cierto es que la medicina tradicional china utiliza desde hace siglos placentas humanas con fines terapéuticos, algo que también se ha hecho en otras culturas, incluidas las mediterráneas, así como en la industria cosmética.
Una ley china controla la comercialización de placentas, pero permite que la madre ceda los restos del parto a instituciones de medicina tradicional china, pasando unos rigurosos exámenes y medidas de higiene.
Estos organismos, a su vez, pueden ceder las placentas a laboratorios con licencias especiales, aunque tienen prohibido cobrar dinero por ello.
La placenta como fármaco
Durante siglos, las madres chinas han aprendido a conservar las placentas tras los partos, cocinándolas al vapor para poder conservarlas y comercializaras mejor.
A sus restos se les atribuyen todo tipo de propiedades beneficiosas para la salud, especialmente relacionadas con la circulación de la sangre.
La cultura china no es la única que otorga un valor especial a las placentas. Muchas madres ingieren "batidos de placenta" en diversos países, una práctica que, se cree, ayuda a mejorar las defensas del bebe durante la lactancia.
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