Nuestra relación con la mayoría de los electrodomésticos es, básicamente, enchufarlos a la pared y darle a un botón. Es lo que sucede, por ejemplo, con una tostadora. Un electrodoméstico barato, diseñado con una única y sencilla función en mente. Pero, ¿os habéis parado a pensar en lo realmente complejo de su fabricación? ¿Seríais capaces de construir una vosotros mismos, con vuestras propias manos, desde cero? Thomas Twaite, un joven inglés, aceptó el reto, y lo plasmo en un libro: The Toaster Project, una interesantísima y demoledora reflexión sobre la sociedad de consumo en la que vivimos.
Pero, ¿por qué una tostadora? Twaite se interesó tras leer, 'Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva', de Douglas Adams, en el que el protagonista acababa en un mundo primitivo y sin tecnología. "Abandonado a su suerte, no podía construir una tostadora.. Sólo podía hacerse un sándwich y ya está", escribía Adams, hablando nuestra dependencia de la tecnología ya existente y lo poco que sabemos sobre como funciona ésta realmente. Este simple aparato era el objeto ideal para su experimento.
El funcionamiento básico lo conocemos todos: una resistencia produce calor y tuesta el pan. Pero, como nos cuenta su autor, incluso la tostadora más barata del mercado tiene 404 piezas diferentes, de hasta cinco materiales distintos: acero, plástico, cobre, nickel y mica). Twaite comienza diseccionando uno de estos aparatos y nos lleva por un proceso que trata de replicar, de manera artesanal, dichos componentes. Y resulta ser casi una misión imposible.
Las reglas que Twaite se impone son estrictas, similares a las que encontraba el personaje de Adams, con lo cual tiene que procurarse el mismo todas las materias primas. La mera obtención de los minerales ya supuso un reto. El autor recorrió el Reino Unido buscando minas abandonadas, sudando la gota gorda para conseguir los preciados minerales… y fracasando: al final tuvo que recurrir a objetos de metal que encontró en la calle.
Por otro, la imposibilidad de crear plástico sin complejas maquinarias, le lleva a reciclar otros plásticos ya existentes. No deja de ser una "materia prima" que explotar. El resto de procesos se desvelan igual de complejos. Sin ir más lejos, a nuestro amigo no le queda más remedio tiene que recurrir a textos del siglo XVI para descubrir cosas que no se enseñan en la escuela de ingeniería, tales como los métodos más básicos de fundición, casi olvidados hoy en día. Las dificultades para crear el hilo de cobre, el enchufe y el resto de componentes son igualmente grandes.
¿Consigue Twaitte construir el dichoso electrodoméstico? Creo que no estropeo ninguna sorpresa si os digo que sí. Más o menos. La fase de ensamblaje es ya menos compleja, como es lógico, y el resultado final… es el que podéis obtener en la portada del libro. No es de extrañar que, a la hora de probarla, el autor prefiera enchufarla a una batería en vez de a la corriente de casa. Por si las moscas.
Una auténtica chapuza que, eso sí, funciona, y que me temo, pocos podríamos mejorar. Pero es uno de esos casos donde el proceso es más importante que el resultado, y la experiencia, más que instructiva y reveladora. El propio autor reflexiona como ha aprendido a apreciar mucho más la sofisticación de incluso la más barata de las tostadoras: la fabricación de ese engendro, sumando todos los costes, excede los 1.300 euros. Por suerte para todos, comprar el libro nos costará bastante menos.
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