La vida de nuevo le sonríe a Pauline Potter. Esta mujer estadounidense de 47 años se ha convertido recientemente en la mujer más gorda del mundo. Sus 317 kilos le hicieron entrar en el libro Record Guiness hace tan sólo unos meses. Ahora, tras el nombramiento, Potter ha cambiado su forma de vivir y ha recuperado al que fuera su gran amor. La mujer acude a varios médicos para intentar bajar de peso y disfruta de la vida junto a su ex marido.
Llegó a tener tanto peso que acciones habituales como ducharse o simplemente moverse eran imposibles para ella.
A sus 47 años, Pauline Potter pesa 317 kilos y no puede ni viajar en coche, ni bañarse ella sola ni ponerse los calcetines sin ayuda.
Por ello, su hijo Dillon, de 19 años, se ha convertido en su sombra y le ayuda en todo lo que puede.
Hace unos meses, Potter consiguió entrar en el libro Guiness tras confirmarse que era la mujer más gorda del mundo. El nombramiento le sirvió para replantearse su actual forma de vida y cambiar.
Así, la mujer acude a varios médicos para intentar bajar de peso y reducir las hasta 10 mil calorías que ingiere cada día.
Además, Potter ha recuperado al que ha sido el amor de su vida. Su ex marido Alex ha vuelto a su lado tras unos años separados. El nombramiento por el libro Guiness ha sido el que les ha unido de nuevo.
"Me di cuenta de que no podía caminar, vestirse o ir al baño por sí misma. Estoy desesperado por ser de nuevo su cuidador", ha asegurado el hombre al The Sun.
"Separarme de Pauline fue el mayor error de mi vida. Ahora me he dado cuenta de lo mucho que la amo", ha señalado.
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