viernes, 4 de noviembre de 2011

Ríete de lo lindo... jajaja

LA MONJA
Estaba anocheciendo y una monja estaba caminando por la calle. De repente una rubia guapa se ofrece a llevarla en su coche.
Muy agradecida la monja aceptó y se subió al automóvil, un reluciente Ferrari rojo con asientos de piel, equipo de sonido ALPINE y como 100 cosas extras más.
- Qué bello auto tiene usted -comentó la monja-, debe haber trabajado mucho para poder comprarlo, ¿verdad?
- No, no fue así hermana, la verdad es que me lo regaló un empresario que se acostó conmigo durante algunos meses.
La monja no dijo nada, y mirando hacia el asiento de atrás vió un bellísimo abrigo de visón y le pregunta nuevamente a la rubia:
- Su abrigo es muy bonito, le debe haber costado una fortuna.
- En verdad no me costó nada, me lo regaló un jugador de futbol por haber pasado con él un par de noches.
La monja tampoco dijo nada y ya no habló más durante todo el viaje. Llegando al convento se fue a su cuarto y se acostó. De pronto alguien toca la puerta.
- ¿Quien es? -preguntó la monja.
- Shhhhhhh, soy yo, el padre Pedro.
- ¿Sabe qué Padre? ¡A chingar a su madre con sus pinches chocolatitos...!
 
COBRADOR
El cobrador llega a la casa con una factura de cobro, sale el niño a recibirlo.
- ¿Está tu mamá?
- No señor, salió del país, hacia el exterior.
- ¿Y demorará allá mucho tiempo?
- No creo, porque dejó el chocolate calentándose en la cocina.

POBRES
El presidente de la nación más poderosa del mundo viaja al país más pobre del orbe. El presidente pide reunirse con todos los niños en la plaza más importante del lugar.
Llegada la hora el presidente saluda a los niños y les dice:
- Yo les traje como regalo a cada uno de ustedes un video juego.
El encargado de los asuntos del presidente se acerca a él y le dice:
- Pero señor, estos niños no comen desde hace dos semanas.
Entonces el presidente dice en voz alta:
- ¡Ah no! ¡Si no comen, entonces no hay video juegos!

EL ARCA
Llega Pepito y le pregunta a su maestra probando su conocimiento:
- ¿Maestra, sabe usted cuántos animales metió Moisés al arca?
Y la maestra pensó y pensó y le contestó:
- No sé Pepito, ¿Cuántos metió?
- Ay maestra, tú si que eres bruta, pues no metió ninguno porque el arca era de Noé.

LA CARTA
Está un loco escribiendo una carta, entonces llega un guardia y la dice:
- ¿Qué haces?
El loco le contesta:
- Escribo una carta.
- ¿Para quién?
- Para mí.
- ¿Qué dice?
- No sé, todavía no la recibo.
LA PATRIA
Estaban formados los soldados y en eso el general le pregunta a un soldado:
- Soldado Maclovio, ¿para usted qué es la patria?
- Para mí la patria es como si fuera mi madre, general.
- Muy bien muchachito, muy bien.
- Soldado Cornelio, ¿y para usted qué es la patria?
El soldado Cornelio se queda pensando y dice:
- Para mí es como si fuera mi tía, general.
- ¿Y por qué?
- Porque aquí, el soldado Maclovio es mi primo.

EL CABALLO
En una ocasión entró un vaquero a una cantina de un pueblo a tomarse un trago, y al llegar amarró su caballo en la puerta. Pero al salir el forastero de la cantina se percató que su caballo ya no estaba, muy enfadado el tipo regresó al salón y pateando la puerta y tirando las sillas amenazó:
- Si no aparece mi caballo en 5 minutos voy a hacer aquí lo mismo que hice en San Francisco, y se dirigió a la barra por otro trago. A los 3 minutos volvió a salir y de nuevo no encontró su caballo, de nuevo entró al salón pateo la puerta y volvió a gritar:
- Si en 2 minutos no aparece mi caballo, voy a hacer aquí lo mismo que hice en San Francisco, y se volvió a dirigir al cantinero por otro trago al minuto, nuevamente se dirigió a la puerta y el caballo ni luces y encolerizado tiró la puerta del salón y exclamó:
- Se los advierto, si en un minuto no aparece mi caballo, voy a hacer aquí lo mismo que hice en San Francisco, y se dirigió nuevamente a la barra con el cantinero para otro trago. Finalmente al pasar el minuto, volvió a salir y por fin allí se encontraba el caballo tal y como lo había dejado. Ya satisfecho regresó al salón para pagarle al cantinero y luego se dirigió a su caballo, se monto y ya se iba a marchar cuando de pronto salió corriendo el cantinero con una cara de duda que para que les cuento, y le preguntó:
- Disculpe señor, este, en nombre de todos los parroquianos de la cantina y mío, tenemos una dudota, este, ¿Qué fue lo que hizo en San Francisco?
A lo que el forastero contesta: 
- Pues, me fui a pie.

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