Albert Einstein, entre el violín y las mujeres
Sin lugar a dudas, la afición más conocida del padre de la teoría de la relatividad era la música y su pasión por tocar el violín. Desde bien pequeño se sintió muy atraído por el violín, tomando clases particulares y tirando en una ocasión una silla contra su profesora, porque no veía que no avanzaba como él deseaba.
Pero hay otra afición que marcó la vida del genio de origen alemán: su debilidad por las mujeres. Le gustaban todas y siempre que tenía ocasión intentaba seducir alguna. Su característica imagen algo desaliñada, unida a su gran intelecto hacía que desprendiese una gran atracción hacia las féminas, hecho que el físico supo aprovechar en infinidad de ocasiones.
Tuvo romances con un gran número de mujeres, incluyendo a prácticamente todas las secretarias del Káiser Guillermo II. Esta afición le llevó a divorciarse de Mileva, su primera esposa.
Un hecho anecdótico de Einstein, antes de contraer matrimonio por segunda vez, fue cuando se sintió fuertemente atraído por llse, la hija de su prometida Elsa. La joven, que por aquel entonces contaba con 22 años escribió una nota a un amigo en la que le contaba: "Ayer se planteó de pronto la pregunta sobre con quién debería casarse Albert, si conmigo o con mamá".
John von Neumann, el rey de la fiesta
Conocido por ser uno de los matemáticos más brillantes de la era moderna, von Neumann era un gran amante de las fiestas y reuniones sociales. Su imagen de hombre serio y vestido con sus elegantes trajes de color gris, distaban mucho de la cara más divertida que ofrecía a sus invitados.
Era un gran entusiasta de la historia antigua y medieval, así como de todo lo relacionado con el Imperio Romano. Era frecuente verlo hacer un divertido ejercicio junto a su esposa Clara, en el que uno de sus invitados escogía una página al azar de la extensa biblioteca que poseía el matemático y éste era capaz de recitar de memoria el texto a partir de la línea señalada.
Muchas eran las semanas en las que se celebraban dos fiestas en la casa que el matrimonio von Neumann poseía en Plicenton, lugar donde John se encontraba en su salsa siendo un perfecto anfitrión y divirtiendo a los presentes con un buen número de chistes verdes o sobre judíos.
Edwin Hubble, un destacado deportista amateur
Hubble ha sido uno de los astrónomos más importantes del siglo XX y se le considera el padre de la cosmología observacional. Desde temprana edad siempre había sido un buen estudiante y compaginaba sus estudios con la lectura de novelas de aventuras de Julio Verne y H. Rider Hagard.
Pero su verdadera pasión durante sus años universitarios fue el deporte. Recibiendo alguna que otra mención especial en disciplinas tan dispares como el atletismo, baloncesto o boxeo y fue en este último donde más destacó, tanto que fue propuesto para ser profesional y enfrentarse a, al entonces campeón del mundo de pesos pesados, Jack Johnson,
Pero Hubble sabía de su potencial para la astronomía y decidió rechazar la oferta y aceptar la importante beca Rhodes que se le concedió para estudiar en Oxford. Quién sabe si, de haber sido al revés su decisión, ahora los libros hablarían de Edwin Hubble como un importante boxeador, campeón mundial de los pesos pesados y la astronomía hubiese perdido sus importantes y decisivas aportaciones.
Santiago Ramón y Cajal y el culturismo
Las múltiples fotografías de un Ramón y Cajal ya adulto, nos lo muestran como un hombre delgado, algo enclenque y algo encorvado, debido a la postura que se adquiere tras pasar largo tiempo frente a un microscopio.
El ganador del Premio Nobel de Medicina en 1906, había pasado parte de su juventud rodeado de peleas y apuestas con sus camaradas de juergas. En cierta ocasión, siendo aun un estudiante, perdió al echar un pulso con un amigo. Esto le dolió en el orgullo y decidió acudir a entrenarse a un gimnasio. Llegó al acuerdo de enseñar clases de anatomía al propietario a cambio de entrenamiento físico.
Sus progresos en el gimnasio, sumados a la fuerte afición que le cogió al culturismo fue tal, que llegó a describirse a sí mismo como: "ancho de espaldas, con pectorales monstruosos, mi circunferencia torácica excedía de los 112 centímetros, y al andar mostraba esa inelegancia y contorneo rítmico característico de los forzudos o Hércules de Feria".
Niels y Harald Bohr, pasión por los balones y los pistoleros
Los hermanos Bohr compartieron una pasión en su Dinamarca natal: el fútbol. Los dos jugaron, siendo estudiantes, en el equipo Akademisk Boldklub de Copenhague. Niels lo hizo como portero y Harald era un goleador, participando este último en los Juegos Olímpicos de 1908 representando a la selección danesa y con la que ganó la medalla de plata.
El día que Harald defendió su tesis doctoral en el auditorio se encontraban más aficionados al fútbol que matemáticos.
Por su parte, se dice que, el físico y Premio Nobel, Niels Bohr era un gran entusiasta de las películas del oeste. Frecuentemente interrumpía su trabajo en la biblioteca para acudir a visionar un film de vaqueros. Solía hacerlo acompañado por un par de estudiantes, con los que hablaba de las complicadas tramas que se encontraban en dichas películas.
Bohr había desarrollado una teoría en la que explicaba el "porqué a pesar de que el villano siempre desenfunda primero, el héroe es más rápido y consigue matarle". Y ello consiguió demostrarlo en una de sus clases en la que simularon los típicos duelos del viejo oeste y, con dos revólveres de juguete y sus correspondientes cartucheras, él interpretó el papel de héroe, siendo mucho más rápido en desenfundar y disparar que todos sus alumnos.
William Herschel, un virtuoso músico
Este es un curioso caso en el que nos encontramos que la afición se convirtió en la profesión, mientras que la profesión pasó a ser la afición. Me refiero al astrónomo alemán y descubridor del planeta Urano William Herschel, el cuál descubrió antes su pasión por la música que por el cielo.
Herschel tuvo una importante formación musical, siendo, junto a su padre y hermano, componente de la banda del Regimiento de Guardias de Infantería del ejército. Su mala experiencia en la Batalla de Hastenbeck lo llevó a trasladarse a vivir hasta Inglaterra, donde siguió sus estudios musicales y trabajó como profesor.
Tiempo después pasaría a dirigir la orquesta en Bath, en la que su hermana Caroline era soprano. Es sus ratos de ocio empezaron a observar el cielo y las estrellas, aficionándose cada vez más. Cierto día compró un libro titulado "La Astronomía" que cambiaría por completo su vida.
William junto a su hermana construyeron su propio telescopio con el que observaban el firmamento, haciendo grandes aportaciones a la astronomía. Hasta que se dedicó profesionalmente a la astronomía, iba compaginando esta afición con su trabajo como director de orquesta, aprovechando los descansos de los entreactos para salir a observar el cielo.
Científicos apasionados por la parapsicología y lo paranormal
Charles Robert Richet, que en 1913 recibiría el Premio Nobel de Medicina, fue un entusiasta y apasionado amante de la parapsicología, por entonces conocida como "metapsíquica", haciendo importantes aportaciones a este campo y llegando a presidir la Society for Psychical Research (Sociedad para la Investigación Psíquica). Dio vida a la metapsíquica como una pretendida ciencia que estudiaba todos los fenómenos que no encuentran explicación normal.
William Crookes, inventor de un buen número de artilugios, que facilitaría el trabajo de innumerables científicos, entre los que se encuentran el radiómetro y el tubo de Crookes (para el estudio de las propiedades de los rayos catódicos) fue un ferviente partidario y defensor del espiritismo y uno de los pioneros en la investigación de fenómenos psíquicos, especialmente en las áreas de materialización y de mediumnidad
Otro apasionado por las pseudociencias fue el astrónomo francés Camille Flammarion el cual sentía una profunda admiración por todo lo relacionado con la doctrina espiritista, lo que le llevó a tener una profunda y gran amistad con Allan Kardec, considerado como el padre del espiritismo y con, la supuesta médium, Eusapia Paladino, celebrando en su propia casa sesiones espiritistas.
La pasión desenfrenada por las mujeres
Comenzaba este post con la afición de Einstein por el violín y las mujeres y a estas les dedico la última parte de esta entrada, debido al gran número de científicos que se han tenido en ellas la mayor de sus aficiones.
Erwin Schrödinger sentía debilidad por todas las mujeres, incluso por su esposa Anne Marie y esta correspondía a su amor por él permitiéndole tener tantas amantes como quisiera, siendo cómplice de sus escarceos amorosos y ocupándose de 'despachar' a la querida de turno cuando su esposo se cansaba.
Mucho se ha especulado sobre la identidad de la amante que se encontraba en un hotel junto a Schrödinger en el momento en que éste dedujo su famosa fórmula.
Richard Feynman, uno de los más importantes físicos norteamericanos del siglo XX sentía una gran debilidad por acudir a bares donde había señoritas en topless. El ambiente del lugar era el ideal para encontrar la inspiración y tras visionar un entretenido ir y venir de las jóvenes camareras de provistas del sujetador, Feynman escribía reflexiones y ecuaciones en las servilletas del local.
En el libro sobre anécdotas biográficas "Surely You're Joking, Mr. Feynman!" (¿Está usted de broma, Sr. Feynman?) relata cómo iba a locales de alterne mientras su mujer estaba enferma en el hospital. Pero esta no era la única afición del físico, ya que tenía una sorprendente capacidad para abrir cajas fuertes.
En su estancia en Los Álamos, durante 'el proyecto Manhattan', para entretenerse en los ratos de aburrimiento se dedicaba a abrir archivadores y cajas fuertes de las dependencias, hecho que le acarreó más de un problema.
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