Moscú, Rusia.- Miles de peregrinos hacen fila en las afueras de la Catedral de Cristo Salvador, el mayor templo de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, en pleno centro de Moscú. Han esperado día y noche -bajo el frío y la nieve- con una misión: venerar el cinturón de la Virgen María, la reliquia ortodoxa que se encuentra de visita en la capital.
Según la leyenda, el cinturón fue entregado a dos viudas en Jerusalén, poco antes de su muerte y ascensión al cielo.
Sus descendientes conservaron la reliquia, pasándola de generación en generación hasta el comienzo del siglo IV, cuando el cristianismo fue declarado religión oficial del Imperio Romano.
La creencia es que la cinta ayuda a las mujeres durante el embarazo y el parto, mientras que a aquellas que son estériles les permite concebir.
Se estima que el santuario ha sido venerado por unas 300.000 personas en los últimos cinco días. Según los organizadores, muchos quieren ver el cinturón más de una vez.
La espera
Como para algunos la espera ha superado las 20 horas, el diácono de la Catedral de Cristo Salvador, el arcipreste Mikhail Ryazantsev, decidió ofrecer asesoramiento acerca de cómo reducir el tiempo para ver la reliquia.
Según él, los peregrinos no deberían besar el relicario, sino que apenas tocarlo con la mano.
Varios autobuses no están cumpliendo con sus servicios normales y han sido dispuestos a lo largo de la fila para proporcionar refugio.
Allí los peregrinos se pueden calentar, comer un poco de potaje de trigo caliente y beber té. Para quienes esperan afuera, están dispuestas unas nueve cocinas móviles que venden comida a precios solidarios.
Mientras unos 1.500 agentes de policía velan por su seguridad, equipos de ambulancias rodean la catedral para ofrecer primeros auxilios y apoyo psicológico.
De acuerdo con Inga Tokmantsevu, subsecretario de prensa del Departamento de Salud de Moscú, desde el sábado unas 384 personas han necesitado de los servicios médicos.
Pocos días
El próximo 27 de noviembre, el cinturón de la Virgen María deberá ser devuelto al Monte Athos, al norte de Grecia, en donde sólo viven monjes de sexo masculino. El cinturón de pelo de camello se guarda habitualmente en el Monasterio Vatopedi.
En lugar de la reliquia, los rusos podrán quedarse con unas pequeñas cintas consagradas que serán distribuidas a todos aquellos que lo deseen.
Desde que llegó a Rusia el pasado 20 de octubre, la pieza ha visitado San Petersburgo, Ekaterimburgo, Nizhny Novgorod, Kaliningrado y otras ciudades. Según el Ministerio del Interior, más de dos millones de personas en total han podido venerarla.
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