Karl Rabeder, un empresario austríaco declaró esta semana que se siente mucho más feliz luego de haber regalado todo su dinero que cuando era un multimillonario.
"Ahora sí soy realmente feliz", confesó Rabeder, de 49 años. El hombre vendió su negocio, su lujosa mansión en los Alpes, todas sus limosinas, autos deportivos y su avión privado, y transfirió todo el dinero de sus cuentas bancarias a organizaciones de caridad del Tercer Mundo que se encargan de otorgar préstamos a personas que no pueden conseguirlos en bancos.
"El amor, estar al aire libre, ver el amanecer... Esas son las cosas que me hacen sentir pleno", agregó Rabeder, quien ahora vive con sólo 1.500 dólares mensuales, producto de las charlas que da a empresarios acerca de su nuevo y austero estilo de vida.
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