En la floreciente élite china muchas mujeres han optado por buscar protección profesional.
Con su elegante traje chaqueta y sus tacones de aguja, Chen Hai Rong podría pasar como una oficinista más.
Pero cuando sale del auto, su postura erguida y su auricular negro sugieren que aquí hay algo más.
Revisa el estacionamiento cual ave de rapiña.
Detrás de ella, baja del automóvil una clienta rica. Chen y otra colega mujer la escoltan rápidamente hacia el interior del edificio.
"Hay situaciones en que una mujer es más fuerte y más competente que un hombre", dice Chen.
La joven de 21 años forma parte del creciente número de mujeres que se unen al mundo de la seguridad personal, un espacio tradicionalmente reservado al "macho".
Se estima que en China existen alrededor de 3.000 agencias -con más o menos visos de habilitación oficial- que ofrecen entrenamiento para quienes buscan convertirse en guardaespaldas.
"Como una hermana"
Y con los resentimientos que se han creado por el creciente abismo entre ricos y pobres, muchas de esas mujeres optan por buscar protección profesional.
Wen Cui, una exitosa empresaria, fundó Guodun, una compañía de seguridad personal, para llenar este nicho.
Llega de otro sector algo menos brusco: antes dirigía una cadena de jardines de infantes.
Su idea para la creación de una empresa de seguridad personal surgió de la dura experiencia. Fue asaltada dos veces durante viajes de negocios.
"Tener una guardaespaldas mujer es como ir acompañada por una hermana", explica. "Ellas te cuidan", agrega.
Wen Cui cuenta que recientemente recibió la orden de entrenar a 30 guardaespaldas mujeres. Las clientas, explica, prefieren mujeres a los toscos colegas masculinos, ya que llaman menos la atención y generan menos escándalo.
"Si tienes una guardaespaldas mujer, puedes compartir la habitación con ella", dice. "La gente va a pensar que es tu secretaria. Pero si es un hombre, bueno, pueden llevarse una impresión equivocada".
En total, la empresa de Wen entrena a unas 60 reclutas. Las guían en el proceso antiguos soldados, en un campo de entrenamiento situado en una base militar.
A lo largo del curso, de seis meses de duración, las jóvenes -la mayoría de las cuales tiene títulos universitarios- desarrollan una gama muy variada de habilidades, como kung fu, vigilancia y primeros auxilios. También reciben clases de protocolo para comportarse adecuadamente alrededor de sus clientes.
Las recompensas
Xie Xingjiang, de 19 años de edad, es una de las últimas que cambiaron las calculadoras por los puñetazos.
Estaba estudiando contaduría, pero siempre quiso ser guardaespaldas. A pesar de las presiones de sus padres para que se consiguiera un trabajo de oficina, Xie ahora está haciendo su sueño realidad.
"Cuando era chica me gustaban muchísimo las películas de acción", dice. "Quería ser como ellos", afirma.
Para las que superan las exigentes pruebas, hay buenas recompensas económicas.
La empresa cobra alrededor de US$300 por día por cada guardaespalda mujer, y alrededor de un tercio se lo queda la joven en cuestión.
Un paquete premium de seguridad personal puede cobrarse hasta US$3.000 al día.
Gan Dongxia, una inversora rica, utiliza el servicio con frecuencia. Dice sentirse más segura con sus guardaespaldas.
"Algunos de mis amigos se han involucrado en disputas y terminaron secuestrados", dice. "Puede ser muy peligroso todo esto. Así que cuando mi negocio creció, sentí la necesidad de que me protegieran", agrega.
"También es bueno tenerlas alrededor, porque la gente te muestra más respeto", dice.
Puede que China esté haciéndose más y más rica año a año. Pero los que quedan por fuera de ese crecimiento sienten cada vez más rabia.
Con la élite más rica en alerta, el negocio continuará creciendo para las mujeres guardaespaldas.
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