domingo, 22 de mayo de 2011

HUMOR DOMINGUERO

GALLEGOS
Habían dos gallegos en un aeropuerto. En eso por los parlantes llaman:
- Señores atlantes, por favor suban a la planta alta.
Nadie subía, después de un rato llaman de nuevo.
- Señores atlantes, por favor suban a la planta alta.
Nadie subía, después de cinco minutos llaman por los parlantes:
- ¡Señores atlantes, por favor bájense de la palmera!

BOA
Están dos compadres en el desierto, y uno le dice al otro:
- ¡Manolo, Manolo! ¡Una boa, una boa!
A lo que Manolo responde:
- ¡Pues, que vivan los novios!

CAFÉ
Cierto día un tipo va al doctor y le dice:
La otra noche llegue a mi casa, encontré a mi esposa con otro hombre, me enfurecí y ella me dijo:
- Ven, siéntate, anda tómate un café, vamos a platicar.
La siguiente noche, pasó lo mismo y ella me repitió:
- Anda, anda, no seas enojón, tómate un cafecito y charlemos.
El doctor le contesta:
- ¿Y cuál es su problema?
- Oiga doctor, ¿No me hará daño tanto café?

SUDADERA
Va un señor donde el doctor y le dice:
- Doctor, doctor, tengo sudadera.
Y el doctor le dice:
- ¿Y qué quiere, que le compre los tenis?

CARRO
Un amigo se encuentra con otro amigo agitado en la calle y éste le pregunta:
- ¿Qué te pasa que te veo un poco agitado.
Y el otro le contesta:
- Es que casi me gano un carro.
El otro amigo le contesta:
- ¿Y qué pasó?
Y éste le responde:
- ¡El dueño se dio cuenta!

CIGARRILLOS
Llega un señor a ver al médico, y el doctor, un tanto enojado le dice:
- A ver, usted está muy mal, ahora se tendrá que fumar dos cigarros al día.
Y el señor se fue triste. A los 20 días regresa el señor, y el doctor le pregunta:
- ¿Cómo se siente?
- Muy mal doctor.
- ¿Por qué dice eso?
- Pues porque yo no fumaba.

AVIONETA
Había una vez un curioso que se metió en un avioneta. Pues, no sabía nada de aviación pero empezó a mover unas palancas, despichar botones, etc., y de pronto la avioneta empezó a carretear y emprendió vuelo. De pronto se encontró el micrófono y por la radio comenzó a pedir ayuda. Contestó la torre de control y le preguntó cuál era el problema. El se lo explica todo, entonces siguió esta conversación:
- Pues, por Dios, ¿Ustedes me pueden sugerir algo?
- Usted, ¿Qué sabe de aviones?
- Absolutamente nada, compadre.
- Bueno, entonces, le sugiero que se despida de su mamita.
- Despídase usted, chistoso, que voy directo a la torre.


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