El famoso Belén del Asilo Nuestra Señora de Covadonga, de Pola de Siero, apareció anteayer sembrado de desperfectos. Su causante ha sido un gato que logró colarse en la estancia por una de las ventanas. El felino se dio un extenso paseo por los escenarios de Tierra Santa -que tan fielmente supo reproducir el capellán Belarmino García de la Roza- y dejó a su paso cuantiosos daños que, en algunos casos, afectan a figuras de un valor artístico incalculable. El problema es que el animal permanece escondido en algún lugar de la sala e incluso logró burlar ayer una trampa.
Fue Juan Rodríguez, la persona encargada del cuidado y de exhibir el Belén, quien descubrió hace dos días el desaguisado cuando acudió a la estancia -situada en un espacio anexo al asilo-, porque iban a grabar un vídeo para unos franciscanos interesados en llevar imágenes a Israel. «Justo cuando llegamos, nos encontramos con todo el pastel», comentaba ayer indignadísimo. En un principio, pensó que el Belén había sufrido un acto vandálico, o bien que había sido por causa de una ventolera. Pero fue ayer cuando alguien avistó al verdadero causante de 'desarmar el Belén': un joven gato negro que accedió al interior a través de una ventana con barrotes, que habían dejado abierta para poder ventilar la estancia.
En su carrera, el felino derribó decenas de figuras, ornamentos, carteles y escenarios en casi toda la superficie del Nacimiento. Los daños más serios se produjeron en una figura de los hermanos Castells, que apareció decapitada; otra del artesano belenista madrileño José Luis Mayo Lebrija, que perdió un dedo en la caída, y otra figura murciana. El gato dañó también otra figura con movimiento, de las que ya no se fabrican, y echó por tierra escenarios de difícil acceso, como la de la Matanza de los Inocentes.
De dibujos animados
En la mañana de ayer le prepararon una trampa casera compuesta por una caja de plástico invertida, sujetada por un palo fino de madera y con una sardina en el interior, pero, como si de una serie de dibujos animados se tratara, el felino fue capaz de apropiarse de la comida sin quedar apresado dentro. Rodríguez rechazaba ayer la opción de envenenar al gato, ya que el animal podría ir a morir a algún recoveco inaccesible del Belén. La sala de exposición ya despedía ayer un fuerte olor a orines.
Esta inoportuna visita supone un contratiempo, ya que en breve comenzarán los preparativos para abrir el Belén al público durante las fiestas navideñas, además de las visitas concertadas de grupos.
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