Entre los habitantes de las aldeas y estribaciones del Himalaya, es famosa la leyenda de aquel hombre que un día envió a su hijo a comprar cigarrillos en la tienda del pueblo, y que el muchacho nunca más volvió. Que regresó cinco años más tarde, ciego de un ojo, sin su mano derecha y sin los cigarrillos, pero que a cambio, orgullosamente le entregó a su padre una Cruz de la Victoria, la más alta condecoración del ejército británico, aquella que sólo reciben los héroes en la guerra.
Pues a decir verdad, no es una leyenda. Esta es una historia real que sucedió en 1941, en una pequeña aldea al sur de Nepal, y su protagonista es Lachhiman Gurung.
Lachhiman Gurung nació el 30 de diciembre de 1917 en la aldea de Dahakani, Nepal. Su familia, como toda la gente de la villa, se dedicaba a la agricultura y la ganadería, cuyos productos comercializaban en los pueblos de Birganj o Bhisawa, que al ser fronterizos, mantenían un vibrante comercio con la India.
Lachhiman ya tenía 24 años cuando escuchó el rumor de que el Ejército Británico estaba reclutando personal para la Brigada de Gurkhas. Necesitaban adiestrar nuevos soldados con urgencia, pues los japoneses ya habían atacado Pearl Harbor y habían desembarcado pocos días antes en la península malaya.
Esa mañana de 1941, Lachhiman se disponía a hacer el mandado de su padre, cuando se enteró que su mejor amigo se había alistado con los gurkhas, y el también decidió presentarse al llamado británico. En circunstancias normales Lachhiman no habría sido aceptado como un fusilero gurkha , ya que por dos centímetros no llegaba a los cinco pies de altura (1, 53 cm) requeridos, pero debido a la emergente situación fue aceptado. Si, la gente de los valles nepalíes es de baja estatura.
A todos estos soldados nepalíes, luego de un riguroso entrenamiento gurkha, les enviaron a luchar en Birmania contra los japoneses. Después de tres años de intensos combates, Lachhiman Gurung ya se había adaptado a su nueva vida en el ejército.
Soldados gurkhas en Birmania
La campaña había tenido sus altas y bajas, pero en la primavera de 1945, aunque lejos de ser derrotado, la 28ª compañía del ejército japonés estaba tratando escapar hacia el este, hacia Tailandia.
Los ingleses se les adelantaron y llegaron a una población llamada Pyay en Birmania, y tomaron la orilla oriental del río. A finales de abril de 1945, la Brigada 89a india de la 7 ª División recibió la orden de cruzar el río y destruir a los japoneses por el otro lado de la carretera. Los atacaron por sorpresa el 9 de mayo y los aturdidos nipones se dispersaron después de una serie de contrataques desesperados, refugiándose en el Valle de Taungdaw.
Aquí los interceptaría el ejército gurkha. La 4ta y 8va Compañía de Rifleros Gurkha fueron enviados a bloquear la ruta de los nipones en la aldea de Taungdaw, en la orilla oeste del río.
Cuando los japoneses llegaron, ya las dos compañías gurkha los tenían rodeados y les habían cortado las líneas de comunicación.
Soldados gurkhas en Birmania
La noche del 12 de mayo, nuestro amigo fusilero Lachhiman Gurung, estaba a cargo de los puestos de avanzada de su pelotón, casi 100 metros por delante de la Compañía gurkha. Cabe destacar que Lachhiman se había unido a la 4ta Compañía tan sólo dos meses antes, como parte de un proyecto de refuerzo.
A las 01:20 am, más de 200 japoneses atacaron la posición gurkha, y la peor parte del asalto recayó en la trinchera donde estaba nuestro amigo Lachhiman Gurung, y en particular, en su posición que cubría el tramo de selva que conducía hacia donde estaba su pelotón. Si los japoneses lograban invadir y ocupar trinchera de Gurung, enseguida lograrían controlar la zona y el combate.
La primera granada cayó en el borde de la trinchera de Gurung. Él rápidamente la agarró con la mano y la arrojó de vuelta hacia donde el enemigo. Casi de inmediato le lanzaron otra granada. Esta cayó justamente en el interior de la trinchera y una vez más Gurung la recogió y la lanzó hacia donde los japoneses.
Una tercera granada aterrizó justo en frente de la trinchera. Gurung trató de lanzarla nuevamente, pero esta le explotó en la mano volándole los dedos, destrozando su brazo derecho, y dejándolo gravemente herido el rostro y la pierna derecha. Sus dos compañeros también fueron heridos y yacían indefensos en el fondo de la zanja.
En ese momento los soldados japoneses salieron de sus escondites gritando y vociferando, corriendo hacia la pequeña trinchera para apoderarse de ella, porque a la final sabían que la granada les explotó adentro. Lo que no sabían es que se toparían con un nepalés inclaudicable, con un verdadero guerrero.
Lachhiman Gurung vio que sus dos compañeros yacían heridos, sacó su famoso cuchillo gurkha kukri, lo clavó en el suelo delante de su trinchera y gritó: "¡Hoy nadie va a pasar aquí!''. Tomó su rifle con el brazo sano, y cargaba y disparaba solamente con su mano izquierda, manteniendo un increíble -por sus condiciones- ritmo de fuego.
Los avances y ataques nipones se sucedían uno tras otro, pero eran repelidos por el valiente Lachhiman, ocasionándoles grandes pérdidas. Aunque se encontraba solo y herido, el joven gurkha se mantuvo cuatro horas sin abandonar su trinchera, esperando tranquilamente cada nueva embestida, disparando contra sus atacantes a quemarropa, decidido a no ceder un palmo de terreno. Los testimonios posteriores de sus compañeros heridos, dicen que le oían gritar repetidamente: "¡Ven a luchar contra un Gurkha!"
A la mañana siguiente, el recuento de los enemigos muertos ascendía a 87 en las cercanías del batallón gurkha, de los cuales, 31 cadáveres estaban frente a la trinchera de Lachhiman. Esa mañana del conteo de cadáveres llegaron los paramédicos, y él se encontraba tranquilo, relajado, pero de lo único que se quejaba en su trinchera, era de la gran cantidad de mosquitos que se le aglomeraban alrededor del muñón de la mano y en el rostro casi destrozado. Eso fue lo único que pidió, que le limpiasen las heridas.
A pesar de que los gurkhas debían detener el avance de los japoneses durante tres días, la presencia de Lachhiman, mutilado y sin retroceder, les infundió el coraje necesario para soportar y responder al asedio de manera formidable.
Soldados gurkhas en Birmania
Lachhiman Gurung fue investido con La Cruz de la Victoria por el mismísimo Mariscal de Campo Sir Archibald Wavell, que al mismo tiempo -cosa rara-, también se desempeñaba como Virrey de la India. La ceremonia se llevó a cabo en el mítico Fuerte Rojo en Delhi, el 19 de diciembre de 1945. Lachhiman Gurung confesaría ese día:
"Tuve que luchar así porque no había otra manera. Supuse que de todos modos iba a morir ahí, así que decidí hacerlo de pie y no de rodillas. Lo único que sabía era que debía seguir disparando y tratar de mantenerme vivo. Me alegro de haber ayudado a los otros soldados de mi pelotón, pero sé que ellos hubieran hecho lo mismo".
A pesar de sus 74 años y de su precario estado de salud, el padre de Lachhiman viajó durante 11 días a para estar presente en la condecoración de su hijo.
Las lesiones que sufrió Lachhiman fueron tan severas, que no pudo volver al servicio activo durante el resto de la guerra. No sólo perdió la parte inferior de su brazo derecho, sino también el ojo derecho y quedó sordo de un oído. Hasta ese momento había alcanzado el rango de havildar, que equivale al de sargento.
Tras su salida del ejército por discapacidad, decidió dedicarse a la pequeña granja de su padre en la aldea nepalí. Con el paso del tiempo se casó y continuó arando su casi una hectárea de terreno, hasta que las secuelas de la guerra le imposibilitaron seguir trabajando.
Lo alejado y recóndito de su pueblo le causaba grandes dificultades, ya que para poder cobrar su pensión de retiro, debía viajar una vez al mes a Bharatpur (la ciudad más cercana), que estaba a 40 Km de distancia. Suena fácil hacerlo en autobús, pero para tomar uno, primero debía bajar y después subir por la ladera que estaba a 22 Km de la carretera. Con el tiempo, fue necesario que uno de sus hijos, Reshamial Lachhiman, lo llevara a cuestas ladera abajo hasta la parada de autobús en la carretera, y repetir la misma operación de regreso a la montaña.
Así es la topografía de las pequeñas aldeas de Nepal
Con el tiempo, el ex comandante de los gurkhas 4/8th, el (en esa época Teniente) General Sir Walter Walker, y el de su propio batallón, comandante Peter Myers, quisieron saber que fue de la vida de Lachhiman. Se pusieron en contacto con quienes pudieran haberlo visto en los últimos años. También lo estaba buscando un tal Eric Williams, un soldado inglés que había servido como apoyo del 4/8th de Rifles Gurkhas en Birmania, en 1945.
La experiencia de Lachhiman, de la que fue testigo cercano, hizo que Williams se convirtiera en un profundo admirador de los gurkhas, y, después de enterarse de las precarias e incómodas condiciones en las que su héroe había estado viviendo, se ofreció a pagar por la educación de sus hijos.
Lachhiman en Nepal
El 50º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, se celebró en Londres entre julio y agosto de 1995. Lachhiman Gurung fue trasladado en avión desde Katmandú hasta Londres, para unirse al resto de supervivientes en la celebración.
Este evento permitió al Ejército inglés, apreciar de mejor forma las precarias condiciones en las que el ex gurkha vivía, y dio paso a una iniciativa para recaudar los fondos necesarios para construirle una nueva casa en Bharatpur, Nepal. El aporte de los veteranos de guerra y especialmente la convocatoria del Sunday Express fueron vitales. La casa (de dos pisos) le fue entregada en septiembre de 1995, junto con una suma de dinero para garantizar que sus necesidades básicas sean satisfechas.
Lachhiman en el 50º aniversario del fin de la guerra
Inglaterra sabía que tenía una "deuda de honor" con los gurkhas, porque a fin de cuentas también fueron parte de su Real Legión Extranjera, y es así que en el 2008, se les concedió el status de súbditos británicos. Lachhiman Gurung aprovechó esa coyuntura y se mudó a vivir en Londres, en el área de Hounslow, donde pudo alquilar un departamento acorde a sus necesidades.
Poco después se volvió a mudar, pero sólo cambió de barrio; esta vez fue para vivir en el Memorial Home de los Gurkha retirados, donde fue nombrado Vicepresidente Honorario de de la Royal British Legion.
En el 2009 hizo noticia, ya que su nieta, quien llegó de Nepal para atenderlo por su avanzada edad e invalidez, no pudo obtener el permiso de residencia y fue deportada. Lachhiman hizo un llamado desesperado a la Reina y al Primer Ministro, pidiéndoles que permitan que su nieta de 20 años esté a su lado hasta que muera.
“He pagado un alto precio sirviendo al Reino Unido, pero no me quejo porque yo amo a este país tanto como a mi familia. Daría mi brazo nuevamente si el Reino Unido me llamase a luchar para defender a su pueblo.
Sin embargo, le pido a Su Majestad la Reina que permita que mi nieta esté a mi lado en mis últimos días. Le pido al Primer Ministro Gordon Brown que no me separe de ella. Nunca antes he pedido nada a Gran Bretaña, pero ahora les ruego para que mi nieta pueda estar conmigo".
Finalmente, y bajo la presión ciudadana y de los medios de comunicación, el Ministerio Público cedió y se le le concedió a su nieta un permiso para quedarse. El valiente Havildar Lachhiman Gurung murió un año mas tarde, el 12 de diciembre de 2010 a la edad de 93 años.
Lachhiman estuvo casado dos veces. Su primera esposa murió a finales de 1950. Le sobreviven su segunda esposa, tres hijos de su primer matrimonio y dos del segundo. Su hijo mayor sirve al Ejército de la India, y su hijo más joven al Ejército Real de Nepal.
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