miércoles, 16 de noviembre de 2011

Encuentran cabeza de serpiente en el centro del cerebro humano

En el centro del cerebro humano, en el complejo reptiliano, se puede observar la imagen de lo que parece ser una cabeza de serpiente. ¿Es esta la confirmación material de la serpiente kundalini en la que está basada en buena medida el yoga?
Este dibujo del interior del cerebro, generada por  Life Science Databases y que puede consultarse en Wikipedia, ha estado circulando en Internet en los últimos días luego de que alguien descubriera un asombroso parecido a una cabeza de reptil, específicamente de serpiente, en el centro del cerebro humano.
Este muestra el lóbulo frontal izquierdo en rojo dentro de un cráneo semitransparente. El hemisferio cerebral derecho no se muestra, como si se hubiese quitado. La corteza cingulada anterior (ACC) a veces también se incluye en el lóbulo frontal; la aparente serpiente estaría ubicada justamente en el centro del cerebro. La imagen se basa en el trabajo de Talairach, Tournoux y Ono.
Esta imagen sería meramente anecdótica (y quizá de cualquier forma lo sea) si no fuera por el simbolismo de la serpiente  y su relación con el cerebro humano: la llamada serpiente kundalini, símbolo en en el yoga ancestral de la energía que en su elevación espiritual sube de la base de la espina dorsal, del primer chakra, desenrollándose, al séptimo chakra, a una altura que bien podría coincidir con la posición en la que se muestra en la animación la cabeza de la serpiente. Por otro lado, a Osiris se le representa en ocasiones con una serpiente a la altura de su tercer ojo (parecida a un cono de pino), en lo que se ha interpretado como la cuasi ubicuidad del símbolo de la serpiente representando el ascenso de la energía vital.
Asimismo, según el modelo propuesto por Paul MacLean, el cerebro humano es un órgano triúnico, conformado por el complejo reptileano, el neocórtex y el sistema límbico. MacLean acuñó el término “reptileano” porque los reptiles están dominados cerebralmente por el tronco encefálico y el cerebelo, que controla el comportamiento y el pensamiento instintivo. Parte de este complejo reptileano es también la glándula pineal.  Se ha teorizado que estas partes del cerebro son vestigios aún activos de nuestro pasado evolutivo como reptiles. Es notorio que la forma que tiene este “complejo reptileano en el cerebro humano” sea también la de un reptil. No solo en función hay una correspondencia con los reptiles sino en forma, como una especie de misteriosa firma o sello fractal.
Ahora bien, todo esto podría ser mera pareidolia, una proyección de signos culturales en la naturaleza como si estos fueran independientes de nosotros. O si se quiere ir más lejos, para los que comulgan con las radicales y muchas veces disparatadas teorías de los antiguos astronautas y de los extraterrestres reptileanos, un estigma o un nodo de control a través del cual estos supuestos dioses reptileanos interactúan secretamente con el ser humano.

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