Escoger un lugar remoto para las vacaciones familiares suele ser sinónimo de tranquilidad. Sin embargo, cuando uno se aloja en un hotel que fue previamente propiedad de un jefe de la mafia el encanto del aislamiento puede comenzar a desaparecer.
Durante dos décadas Salvatore Riina, más conocido como La Bestia, ordenó personalmente los asesinatos de magistrados, policías y montones de rivales. Luego de estar prófugo de la justicia durante 23 años, finalmente fue capturado cerca de Palermo en mayo de 1993.
Al bajar por la pendiente de gravilla, camino a su casa de verano en las colinas que rodean a Corleone, uno tiene la sensación de ser tragado por el paisaje.
Invisible desde arriba en la carretera principal, el edificio bajo de piedra se encuentra incrustado entre pliegues de pasto ondulado.
Los rumores de que Riina se escondió aquí para evitar ser capturado nunca pudieron confirmarse, pero ciertamente su familia sí trabajó en estas tierras de labranza hasta que el gobierno confiscó la propiedad, apoyándose en una ley promulgada en 1996.
El lugar fue luego traspasado a una cooperativa que durante la última década ha estado continuamente transformando sitios favoritos de la mafia en empresas (libres de la Mafia) de principios éticos dedicadas a la producción de vinos y alimentos, hotelería y restaurantes.
Definitivamente fue un poco desconcertante encontrar que, en nuestra primera noche, éramos los únicos huéspedes... y que no había señal telefónica.
Sin embargo, el restaurante contiguo a la granja estaba abierto al público y una abundante comida siciliana nos tranquilizo los nervios, como también lo hizo la joven madre que estaba de guardia esa noche.
"Hace diez años por nada del mundo me hubiera quedado aquí durmiendo sola", señaló Fabiana. "Sin embargo, ahora eso ni me pasa por la cabeza".
En estos momentos, la tristemente célebre familia Riina tiene más problemas que algunos turistas comiendo en sus antiguos establos. Este verano Gaetano Riina, de 79 años y considerado como el cajero del clan, fue arrestado conjuntamente con tres miembros más jóvenes de la familia.
Sin embargo, los habitantes locales sí se ven un tanto reacios a visitar la granja a pesar del buen precio de la comida.
La mayoría de los visitantes vienen de lejos. Se trata de clientes de una nueva clase de agencia de viajes siciliana que ofrece vacaciones libres de Mafia en establecimientos que se niegan a pagar por protección o "pizzo".
Ventanas cerradas
La mayor parte del vino producido "libre de mafia" se vende en el norte de Italia y no en Sicilia.
Un día a la hora de almuerzo un grupo de estudiantes universitarios provenientes de Bologna llenaron el restaurante, mientras parloteaban emocionadamente. "Es una victoria sobre la mafia que estemos comiendo en esta mesa", dijo Cristiana, de 18 años.
Sin embargo la Mafia Siciliana o Cosa Nostra está siempre presente. "Todos aún sabemos quienes son ahora los jefes locales", dice un residente. "No son sólo ya el tipo de gangster brutal del pasado".
Cinco millas más arriba se encuentra la localidad de Corleone. Muchas veces los turistas posan al lado de la señal, sin darse cuenta que las películas de la famosa saga de El Padrino fueron filmadas en otra parte de Sicilia. A juzgar por la cantidad de vidrieras en las tiendas que muestran botellas de vino Il Padrino, los negocios de la zona están contentos de explotar la asociación en pantalla del pueblo con la violencia.
Sin embargo, Corleone aún sigue siendo el hogar de poderosas familias de la Mafia. No hay pistas visibles para la riqueza que, se supone, se encuentra detrás de la puertas y ventanas firmemente cerradas de sus estrechas calles.
Pero en el centro de la pequeña ciudad, otra casa de un jefe de la Mafia que terminó en prisión, fue radicalmente transformada. Bernardo Provenzano, apodado El Tractor por su implacable costumbre de "segar" a la gente, fue detenido y enviado a prisión en 2008. Ahora el aviso gigante fuera de su puerta principal dice "Bottega della Legalita" o "Tienda de Legalidad".
La planta principal es una tienda que vende pastas, salsas y vino producido por la cooperativa que trabaja ahora la tierra del ex jefe de la Mafia. Me doy cuenta de que los estantes no están muy bien aprovisionados y hay una evidente falta de clientes.
"Eso es porque es absolutamente imposible hacer compras aquí sin ser visto", explicó el gerente de la tienda Liborio Grizzaffi, haciendo gestos a través de la puerta abierta que da a la calle. Aparentemente uno de los parientes de Provenzano sigue siendo el dueño de la casa de enfrente.
"La generación mas vieja aún tiene miedo. Sin embargo el solo hecho de estar aquí en la casa de la familia de Provenzano hubiese sido impensable hace una década. De hecho, algunas amas de casa se están dando cuenta ahora que nuestra salsa para pastas es bastante buena".
Vino ético
Arriba de la tienda hay una exposición que busca cambiar la percepción de la cultura de la mafia entre las generaciones más jóvenes.
Especialmente perturbador resulta el tributo a los niños asesinados, incluyendo uno dedicado a un niño de 11 años que fue secuestrado, estrangulado y luego disuelto en ácido. Hay también retratos de hombres y mujeres que valientemente lucharon contra la mafia. La mayoría tuvo un triste final.
Doblamos la esquina para entrar en una habitación lateral donde se muestran los arrestos de los mafiosos. Y repentinamente ahí estaba él, Bernardo Provenzano. El antiguo y conocido dueño del edificio. Tan grande como en la vida real, pero afortunadamente hecho de cartón.
También hay un retrato de Giovanni Brusca, un delincuente brutal responsable del secuestro y asesinato del pobre niño de 11 años. El vino que se vende en la tienda de abajo es ahora producido en los antiguos viñedos de Brusca, situadas ente Corleone y Palermo.
Hace siete años yo visité la cooperativa que estaba organizando la producción legal de vino sobre esta tierra. En ese entonces, los habitantes locales se mostraban reacios a trabajar allá. Se reportaron casos de intimidación y hubo varios intentos de provocar incendios.
Ahora el lugar se siente diferente. Más de 100 personas están empleadas en los viñedos Centopassi y vi obreros trabajando en la construcción de un nuevo centro de visitantes y una habitación para catar vinos.
"Se siente un poco como una revolución", dice el gerente Stefano Palmero. "La gente de los pueblos cercanos puede elegir trabajar aquí en vez de hacerlo en la firmas conectadas a la Mafia".
Esos viñedos produjeron 300.000 botellas de vino este año. Sin embargo, la mayoría se vende en el norte de Italia y no en Sicilia.
"Muchas cadenas de supermercados siguen siendo manejadas por intereses de la Mafia", explica Lucio Guarino, director de la agencia que tiene a su cargo la tierra confiscada en Sicilia.
"Nosotros nos negamos totalmente a tratar con ellos. Suena insulso pero los supermercados son increíblemente importantes para el control de la Mafia sobre la tierra y la economía".
Quebrar el dominio de la Mafia en esta parte de Italia será un proceso largo.
Transformar las propiedades confiscadas para convertirlas en empresas éticas es ciertamente un comienzo. Ya están atrayendo turistas y otorgando empleo en tiempos económicos difíciles, y para las nuevas generaciones son un símbolo tangible de legalidad y esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario