Radya Timofey es un artista ruso de 23 años que irrumpió en el mundo de la pintura con una serie de obras originales hechas de una manera muy especial: arrojándoles bombas molotov.
Usadas generalmente para causar caos e incendios en manifestaciones, los cocteles de gasolina que utiliza Timofey sirven para realizar bellas pinturas y retratos de soldados que pelearon en la Segunda Guerra mundial.
La técnica es simple: Radya delinea las figuras con una sustancia que contiene gasolina sobre el lienzo, y luego arroja violentamente las bombas molotov hacia el cuadro. Luego de que el fuego provocado por los cocteles, deja al descubierto la obra.
"Es peligroso usar el fuego de esta manera", aclara el artista, "por eso mi lugar de trabajo son los descampados y los edificios abandonados". Una vez terminadas, las obras son expuestas en hospitales, como un legado y homenaje a los soldados que "pusieron su cara frente al fuego", para combatir a los Nazis.
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