VACACIONES
Estaba Jaimito en la escuela y la maestra le pregunta:
- Jaimito, ¿cuánto es 4+4?
- Este... no sé, debe ser 9, ¿o no?
- Mal Jaimito, y ahora tienes 9 días fuera del colegio.
- A ver Fernandito, ¿cuánto es 10+5?
- 15, señorita.
Y la maestra responde:
- Muy bien Fernandito, por haber contestado bien tienes 15 días de vacaciones.
De pronto la maestra notó que Jaimito reía sin parar, y le preguntó:
- ¿Por qué ríes tanto?
- Es que Fernandito es tonto maestra.
- ¿Por qué si él contestó correctamente?
- Es que si hubiera contestado 365, ¡se hubiera ganado todo un año de vacaciones!
TEQUILA
Resulta que un señor lleva a su hijo a una cantina, le dice al cantinero:
- Dame dos tequilas.
El cantinero los sirve y se los da. El señor se toma el tequila y le dice al niño:
- Anda, tómate el tequila -el niño extrañado lo toma e inmediatamente lo escupe, y el padre dice:
- ¡Ya ves, y tu mamá que cree que vengo a divertirme!
UÑAS
- ¿Cómo camuflarías a un elefante en un campo de amapolas?
Pintándole las uñas de verde.
¿Han visto alguna vez a algún elefante con las uñas pintadas de verde? ¿verdad que no?
¡Es que se camuflan muy bien!
PECES
Un niño le pregunta a su mamá:
- Mamá, mamá, ¿Es cierto que los peces grandes se comen las sardinas?
A lo cual la madre le contesta:
- Sí hijo, es cierto.
Y el niño le pregunta:
- Mamá, ¿Y cómo hacen para abrir las latas?
JOSE
Está José y le dice a Juan:
- Oye compadre, te tengo una buena y una mala noticia.
- Ah compa José, sabes qué, ya estoy harto de malas noticias, sólo dime la buena.
- Es que la bolsa de aire del coche que me prestaste, sí funciona.
AL TERCER DIA
Estaba un grupo de mujeres en una reunión de feministas, y cada una iba tomando la palabra.
Una alemana se para y cuenta:
- Un día llegué a mi casa y le dije a mi marido: ¡Helmut... escúchame, cerdo patán, a partir de hoy tú prepararás la comida! Al primer día no vi nada... al segundo tampoco... Pero al tercer día, Helmut empezó a preparar la comida.
Todas aplaudieron...
- ¡¡EEEEH, BRAVO, BRAVOOO, así se hace!!
Luego se para una francesa y dice:
- Un día llegué a mi casa y le dije a mi esposo: ¡Bernard, bastardo inútil, a partir de ahora tú friegas el piso! Al primer día no vi nada, al segundo tampoco... pero al tercer día, Bernard se puso a limpiar el piso.
Finalmente toca su turno a la mexicana y dice:
- Yo llegué un día a mi casa y le dije a mi marido: ¡Pancho, güevón, hijo de tu reverenda... a partir de hoy tú planchas toda la ropa! Al primer día no vi nada... al segundo día tampoco...pero al tercer día ya empezaba a ver un poquito con el ojo izquierdo.